
Santa Cruz
El papa Francisco visitó, este viernes, la peligrosa y hacinada cárcel de Palmasola en Santa Cruz, donde fue recibido por presos y sus familiares a los que besó y abrazó, en su tercer y último día de visita a Bolivia.
Francisco le confesó a un grupo de 2.800 detenidos que "el que está ante ustedes es un hombre perdonado", "salvado de sus muchos pecados".
En sus palabras a los presos, el papa enfatizó que "reclusión no es lo mismo que exclusión, que quede claro, porque la reclusión forma parte de un proceso de reinserción en la sociedad".

Es sabido que el papa no acepta ningún tipo de distinción. Aunque no se especificó nada sobre el polémico Cristo crucificado sobre la hoz y el martillo, que también recibió de regalo de parte del presidente boliviano.
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El pontífice argentino pidió de manera específica visitar Palmasola, una hacinada ciudadela carcelaria que alberga a 4.800 reos, quienes se enfrentaron por pugnas de poder en 2013, con un saldo de 35 muertos.
En Palmasola, en las afueras de Santa Cruz, ciudad donde Francisco cumplió el grueso de su actividad, viven unos 120 niños con sus padres presos, expuestos a todo tipo de peligros.
Miles de familiares de presos aguardaron el paso de Fracisco en las afueras del penal.

En la última actividad que el papa cumplirá en esta nación figura una reunión reservada con los obispos bolivianos.