Buenos Aires. AFP. La presidenta saliente de Argentina, Cristina Fernández, llamó este sábado a la unidad y garantizó la gobernabilidad en la transición al nuevo gobierno que empezará el jueves el mandatario electo Mauricio Macri, en un acto en la periferia sur de Buenos Aires.
“Tenemos la inmensa responsabilidad de cuidar y defender todo lo que se ha construido y aportar gobernabilidad al país porque no vamos a hacerle a un gobierno –aún cuando no sea de nuestro signo– todo lo que nos hicieron a nosotros”, dijo ante seguidores en Don Bosco, al dejar inauguradas obras ferroviarias.
Fernández, una peronista de centroizquierda, dejará el gobierno tras 12 años en un ciclo que inauguró en el 2003 su esposo, el fallecido exmandatario Néstor Kirchner (2003-2007).
El jueves le entregará el mando a su sucesor, el liberal de derecha Mauricio Macri, quien ganó en segunda ronda electoral el 22 de noviembre, por 2,78 puntos porcentuales ante el oficialista Daniel Scioli.
Cristina Fernández encabezó uno de sus últimos actos como presidenta, junto a gran parte de su gabinete.
La presidenta arengó por la unidad de los argentinos y por la de su propio espacio político, el Frente para la Victoria (FPV, peronismo).
“Es importante que nos unamos, porque una de las cuestiones más fundamentales ha sido dividirnos y enfrentarnos con falsos dilemas, y cuando se dan cuenta es demasiado tarde”.
También le habló al peronismo, al cual advirtió “que no pierda el tiempo en peleas internas”.
“Van a intentar que nos enfrentemos porque cuando lo hacemos las pequeñas minorías se benefician. Tengamos en claro los objetivos, no habría cristianismo sin Judas: el problemas no es Judas el problema es la fe y las convicciones”, señaló.
Pese al mensaje de concordia y unidad, a cinco días del recambio presidencial, el gobierno saliente y el entrante están enfrascados en discusiones de protocolo respecto al lugar donde se realizará el traspaso de mando.
Mientras el gobierno actual dice que lo entregará en el Congreso Nacional en apego a la Constitución, el entrante asegura que lo recibirá en la sede gubernamental en base a la tradición histórica que se siguió hasta el 2003.