Panamá
Los presidentes Barack Obama y Raúl Castro sostuvieron este sábado un histórico diálogo que consolida su decisión de avanzar en la reconciliación de Cuba y Estados Unidos, enemistados por más de 50 años.
"Esta es obviamente una reunión histórica", dijo Obama antes de la reunión, al margen de la VII Cumbre de las Américas que se celebra este viernes y sábado en Panamá.
"La historia entre los Estados Unidos y Cuba es complicada (...). Después de 50 años de políticas que fracasaron era hora de intentar algo nuevo", añadió Obama, quien agradeció a Raúl Castro por su "espíritu abierto".
Más temprano, sentado con Raúl Castro en foro hemisférico, Obama aseguró que los cambios de política hacia Cuba marcan un antes y un después en las relaciones del hemisferio.
"Nunca antes las relaciones con América Latina" fueron tan buenas, dijo el presidente estadounidense, quien calificó como un hecho históricó la presencia de ambos en la misma sala.
En un tono marcadamente conciliador y hasta emocionado, Rául Castro tomó la palabra tras Obama para expresar su disposición a un diálogo respetuoso y a la convivencia civilizada entre ambos Estados, con sus "profundas diferencias".
En la apertura de la Cumbre, el viernes, un apretón de manos simbolizó su decisión anunciada el pasado 17 de diciembre de caminar hacia la reconciliación.
Por primera vez desde que en 1994 comenzaron a realizarse estos foros hemisféricos, a instancias de Washington, la isla comunista ocupa una silla.
Raúl Castro dijo también apreciar como un paso positivo que Obama esté a punto de anunciar su decisión de retirar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo del Departamento de Estado -que completan Siria, Irán y Sudán-.
"Aprecio como un paso positivo que decidirá rápidamente sobre la presencia de Cuba en la lista de terrorismo, en la que nunca debió haber estado", expresó.
El retiro de esa lista allanaría el camino para la reanudación de nexos diplomáticos, pero Cuba reclama el fin del embargo impuesto en 1962, como necesarios para normalizar las relaciones. "Este y otros elementos deben resolverse en el proceso de normalización de las relaciones", subrayó.
Desde diciembre, ambos países han tenido tres rondas de conversaciones y tratado temas relacionados con la apertura de embajadas, derechos humanos, comercio, telecomunicaciones y migración.
La Cumbre aceleró los acercamientos. Raúl Castro se reunió con el presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, Thomas Donohue, y con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
El jueves el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, conversó casi tres horas en Panamá con el canciller cubano, Bruno Rodríguez, sobre la apertura de embajadas en Washington y La Habana.
Si bien Obama y Castro se saludaron brevemente durante el funeral de Nelson Mandela en 2013, ésta fue la primera vez, en más de cinco décadas, que dialogaron un presidente cubano y uno estadounidense.
"Es esperanzadora una Cumbre liberada de las cadenas de la Guerra Fría. El diálogo debe servir para incentivar la cooperación multilateral en diversos campos en los que por primera vez Cuba estará incluida a nivel continental", dijo a la AFP el académico cubano Arturo López Levy, de la Universidad de Denver (Estados Unidos).
Se temía que el aumento de tensiones entre Washington y Caracas afectara el clima de la cumbre, luego de que hace un mes Obama declaró a Venezuela -principal aliado de Cuba- una amenaza para la seguridad de Estados Unidos al sancionar a siete funcionarios de ese país.
Pero Raúl Castro también bajó el tono frente a Obama sobre este tema. "Venezuela no es una amenaza. Es positivo que el presidente norteamericano lo haya reconocido", dijo en su primera reacción a la aclaración que hizo esta semana el mandatario estadounidense de que su decreto fue meramente formal.
"Yo le tiendo mi mano para resolver los asuntos" entre Estados Unidos y Venezuela, manifestó Maduro, que también exigió derogar el decreto, al que calificó de "desproporcionado".
Al emitir su discurso, el presidente venezolano dijo haberle traído a Obama más de 11 millones de firmas reunidas contra el decreto. Ya en la mesa oval no estaba Obama, quien salió a reuniones bilaterales y a la histórica cita con Castro.