Aguililla. AFP. Civiles armados que conforman una llamada “autodefensa” se pertrechan en la cima de un cerro para vigilar Aguililla, un pueblo emblemático del narcotráfico mexicano situado en el convulso estado de Michoacán, del que han logrado expulsar al violento cartel Los Caballeros Templarios .
Con fusiles tipo AK-47 y pistolas, estos hombres hacen rondas en las calles y en la montaña para prevenir una incursión del cartel, especialmente desde los cerros donde los narcotraficantes se encuentran replegados tras la cruenta jornada del martes , en la que protagonizaron siete enfrentamientos con la Policía Federal que dejaron 24 muertos, cuatro de ellos agentes.
“Esto es una guerra (...) La gente está armada, está preparada y está en sus casas”, dice Jorge Vázquez Valencia, líder del grupo de autodefensa de Aguililla, de 17.000 habitantes. “No somos soldados, no somos guerrilleros, somos gente común”, sentencia Valencia.
Civiles con armas. Desde abril han ido surgiendo grupos armados que se denominan “autodefensa” en comunidades de la empobrecida subregión michoacana de Tierra Caliente, formados por vecinos que dicen haberse alzado en armas para defender a la población de las actividades criminales de Los Caballeros Templarios, uno de los carteles más poderosos de México.
Estos días, los habitantes de Aguililla están atrapados dentro de este pueblo, sitiado por agentes de la Policía Federal y del Ejército, y padecen desde hace 20 días la falta de gasolina.
Pese al operativo de seguridad lanzado en mayo por el gobierno de Enrique Peña Nieto para resguardar Michoacán, la Policía Federal ha sufrido en los últimos días emboscadas presuntamente de Los Templarios en la carretera que lleva a esta bella localidad.
El alcalde, Jesús Cruz Valencia, primo de uno de los jefes de Los Caballeros Templarios, se ausentó del cargo desde la aparición de la autodefensa, comentan en el pueblo.
“Estábamos prisioneros de los carteles. Ellos administraban la justicia. Ya no se iba al Ministerio Publico, ya se iba con el jefe de plaza, con el jefe del cartel”, explica Vázquez.
Acción oficial. En su primer gran refuerzo de seguridad, el gobierno de Peña Nieto desplegó miles de soldados y policías en Tierra Caliente ante las disputas entre los narcos y las autodefensas.
Los Caballeros Templarios acusan a las autodefensas de ser financiadas por el cartel rival Nueva Generación , que llegó desde su originario estado de Jalisco para arrebatarle territorios en Michoacán, una región con costa sobre el océano Pacífico clave para la recepción de droga desde Centro y Surámerica, y su tránsito por México.
En el pueblo relatan que la seguridad se deterioró desde el 2011, cuando a los Templarios se les fueron acabando los recursos financieros por la guerra que mantienen con otros carteles y empezaron a cobrar a la gente por casi cualquier actividad.
Aguililla fue también uno de los lugares donde en el 2006 se registraron los enfrentamientos con militares que llevaron a Calderón a lanzar la ofensiva contra el narcotrafico, primero en Michoacán, su estado natal, y luego en otras zonas del país que generó una ola de violencia con más de 70.000 muertos.
Siete años después, mucha gente pide a la Policía Federal que no se marche del pueblo por el miedo que tienen a que Los Templarios regresen a perpetrar una masacre.