Río de Janeiro. AFP y EFE. Los brasileños reeligieron este domingo a Dilma Rousseff como presidenta por un ajustado margen, al privilegiar su legado de ayudas para los pobres sobre el cambio encarnado por su rival Aécio Neves, tras una campaña con más drama y vueltas de tuerca que una telenovela.
Rousseff , una exguerrillera de 66 años que fue encarcelada y torturada en la dictadura, obtuvo 51,59% de los votos frente a 48,41% de su rival socialdemócrata, con un total de 99,52% de las urnas escrutadas.
Neves reconoció la derrota y pidió a la mandataria unidad.
“Considero que la mayor de todas las prioridades es unir Brasil en torno a un proyecto honrado que dignifique a todos los brasileños”, afirmó Neves en una rueda de prensa concedida en Belo Horizonte tras la divulgación de los resultados oficiales.
Con el país dividido prácticamente en dos, la elección era considerada un plebiscito de los 12 años del gobernante Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) en el poder.
Durante los ocho años de gobierno del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) y los cuatro de Rousseff, más de 40 millones de brasileños han salido de la pobreza e ingresado en la clase media, gracias a subsidios para familias pobres , viviendas populares, enseñanza técnica gratuita y cuotas universitarias para negros y estudiantes de muy bajos ingresos.
Rousseff, de 66 años, fue sobre todo la opción de los electores del noreste del país, la zona más pobre que se benefició enormemente con estos programas.
Neves, un exgobernador y exsenador preferido por los mercados y con fama de playboy , que prometía frenar la corrupción y dar un giro liberal a la economía para que el país vuelva a crecer, conquistó los votos de las clases media y alta del sur que reclamaban un cambio, menos intervención del Gobierno en la economía y el fin de la corrupción. Pero no le alcanzó para vencer.
Tras un crecimiento espectacular de 7,5% en 2010, durante el primer mandato de Rousseff la sétima economía mundial ha registrado un magro crecimiento y hasta se frenó en el primer semestre del 2014. A esto se suma una elevada inflación (6,75% en 12 meses, por encima del techo de la meta oficial), aunque el desempleo aún se mantiene muy bajo, en 4,9%.
Cuestionamientos. El PT también ha sido cuestionado duramente por varios escándalos de corrupción, el último de ellos en la estatal Petrobrás, la mayor empresa brasileña, donde fueron denunciados millonarios sobreprecios en contratos de varias constructoras para financiar al PT y a otros partidos y legisladores aliados.
En uno de los últimos giros de la campaña, la revista opositora Veja publicó el viernes el testimonio a la Justicia de un acusado que aseguró que tanto Lula como Rousseff estaban al tanto de la corrupción en Petrobrás, lo cual es negado tajantemente por ambos.
La presidenta aseguró que si era reelegida investigará piedra por piedra el escándalo en Petrobrás, y anunció que demandará a Veja por ‘terrorismo electoral’.
“La cuestión de Petrobras seguirá después de la elección. La sociedad termina esta elección con una división inédita en Brasil, y la corrupción alimenta ese sentimiento. Una victoria de Dilma Rousseff significa que la oposición intentará ahondar en esas denuncias”, dijo el analista político independiente André César.
Indignados por la corrupción de la clase política y la pésima calidad de servicios públicos como salud y educación, más de un millón de personas salieron a las calles de Brasil en junio de 2013 a reclamar cambios.
La popularidad de Rousseff (y de todos los políticos) cayó entonces a sus peores niveles, pero en poco más de un año la mandataria consiguió recuperarse, organizar en 2014 un Mundial de fútbol exitoso (aunque a un costo público muy elevado) y convencer a los brasileños de que le den cuatro años más en el palacio de Planalto.
Opositor. Neves, nieto de un gran personaje de la transición democrática, Tancredo Neves, quien fue designado presidente en 1985 pero falleció antes de asumir, acarició el sueño de concluir el camino de su abuelo, y por eso la derrota es más dolorosa.
Primero, porque es el cuarto fracaso consecutivo de su Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), que gobernó el país por última vez entre 1995 y 2002 con Fernando Henrique Cardoso.
También, porque la campaña le ha traído más subidas y bajadas que una montaña rusa.
Era hace tres meses el rival más fuerte de Rousseff, hasta que fue derribado a un tercer lugar por la ecologista Marina Silva, que buscaba ser la primera presidente ‘negra y pobre’ de Brasil tras reemplazar en agosto al presidenciable socialista Eduardo Campos, quien falleció en un accidente de avión.
Neves resurgió de las cenizas y superó a la ecologista para ingresar a la contienda con 33,55% (frente a 41,59% de Rousseff).
Después llegó incluso a superar a Rousseff en los sondeos de opinión, hasta que la mandataria lo dejó atrás con una sofisticada campaña electoral .