Ciudad de México
Las autoridades de la Ciudad de México comenzaron el lunes con la demolición del primero de los entre 150 y 200 edificios que resultaron con daños graves durante el sismo del 19 de setiembre, señaló el jefe del Instituto para la Seguridad de las Construcciones de la ciudad.
El terremoto de magnitud 7,1 causó la muerte de 369 personas y el derrumbe total de al menos 38 estructuras, en su mayoría edificios residenciales. Alrededor de media docena de estructuras más tuvieron colapsos parciales.
Sin embargo, Renato Berrón, titular del Instituto para la Seguridad de las Construcciones, dijo que cientos de edificios sufrieron daños estructurales mayores. Afirmó que algunos serán reparados o reforzados, pero que la prioridad será demoler estructuras que pongan en riesgo a edificios aledaños y a las personas que pasen por el lugar.
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"Se va a dar prioridad a todas aquellas edificaciones que generen un riesgo a los habitantes, a los vecinos, a los peatones, a los automovilistas y aquellas edificaciones que pongan en riesgo también la estabilidad de los edificios colindantes. ¿Por qué? Porque se están convirtiendo en un conflicto de gobernabilidad, esa es la realidad" , declaró Berrón.
Berrón dijo que la ciudad comenzó a demoler las primeras tres de las 11 estructuras aprobadas para su derribo, y se procederá con decenas más en las próximas semanas.
Rechazó comentar sobre el costo o el tiempo que tomará; muchos temen apelaciones legales por parte de algunos residentes. Sin embargo, Berrón dijo que ya se llegó a un consenso con los propietarios de los primeros 11 edificios que serán demolidos.
Los tambaleantes edificios, muchos de los cuales presentan columnas destruidas o grietas severas, han incrementado los ya de por si graves problemas de tránsito en la Ciudad de México y obligado a muchas personas a abandonar sus apartamentos por temores a que el edificio vecino colapse.
"Son demoliciones mecánicas. No son con explosivos" , aseveró Berrón.
En muchos casos podría ser un procedimiento complicado y casi quirúrgico; muchos edificios residenciales en la Ciudad de México están construidos con espacios menores a los 15 centímetros de separación con las estructuras vecinas, y el terremoto provocó que algunos edificios se inclinen e incluso se recarguen en estructuras aledañas.
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Berrón comentó que 90 de las estructuras dañadas o colapsadas se construyeron antes del terremoto de 1985, tras el cual se endurecieron los estándares de construcción.
Indicó que el diseño previo a 1985 fue un factor principal, pero hubo otras personas que señalaron que los colapsos se deben a motivos más siniestros.
La diputada local Margarita Martínez señaló que una investigación reveló que 11 de los edificios dañados resultaron afectados por el sismo de 1985, pero que fueron reparados de manera inadecuada en ese momento.
También dijo que unos cinco edificios que fueron construidos después del sismo de 1985 resultaron dañados y que pudo haber corrupción durante el proceso de construcción.
Comentó que tres de los edificios colapsados —en los que murieron 24 personas— tenían vallas publicitarias o antenas de comunicaciones en el techo, lo que les añadió toneladas de peso que pudieron influir en algunos de los derrumbes.
Una ley de 2010 prohibió la colocación de vallas publicitarias en la mayoría de los edificios, pero permanecieron algunas que ya existían previamente.
Actualmente, la ciudad sopesa mejoras adicionales a los códigos de construcción posteriores a 1985, para volverlos más estrictos y evitar los colapsos como los que se vieron con frecuencia durante el sismo del pasado 19 de setiembre: edificios residenciales de entre seis y 10 pisos, ubicados en esquinas, y con áreas de estacionamiento al aire libre.
Las autoridades también indagan sobre las construcciones de losa plana y pilares, en las que los pisos únicamente cuentan con el apoyo de columnas de concreto, sin vigas de soporte intermedias, y que resultaron sumamente afectadas durante el terremoto.
Esa técnica está prohibida en partes de Estados Unidos, Chile y Nueva Zelanda, según información recopilada por un equipo de ingenieros estructurales de la Universidad de Stanford.
Las autoridades de la ciudad fueron muy elogiadas por haber mejorado los códigos de construcción después de 1985, pero en la reforma no se prohibió esta técnica, culpable, según el equipo de Stanford, del 61% de los derrumbes durante el temblor.
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Las losas de cemento usadas en los pisos y los techos pueden ser reforzadas con varillas y le dan al constructor mayor flexibilidad en sus diseños, al tiempo que permiten techos más altos.
Pero en un terremoto, sin paredes de cemento reforzadas ni soportes laterales para resistir las fuerzas que empujan las estructuras, los edificios con esos diseños pueden moverse demasiado. Las columnas y las conexiones entre las losas y las columnas pueden romperse fácilmente generando derrumbes, como en el caso de una escuela en la que murieron 26 personas, la mayoría de las cuales fueron niños.
“Sabemos desde hace 30 años que este sistema mató mucha gente. ¿Por qué seguimos usándolo?” , preguntó Eduardo Miranda, profesor de ingeniería civil y ambiental de Stanford y experto en diseños capaces de resistir terremotos, que recopiló la información. “La decisión correcta después del terremoto del 85 hubiera sido prohibir totalmente este tipo de construcción. Hubiéramos podido salvar vidas” .