
La esperanza de los empresarios privados de Venezuela está afianzada en las medidas que anunció la semana pasada el presidente, Nicolás Maduro, para hacer frente a la crisis económica del país. Esta es la segunda parte de la que denominó su “ofensiva” para estabilizar la inflación y poner un alto al desabastecimiento de los productos básicos. Maduro lanzó la propuesta tras reunirse con varias agrupaciones, entre ellas la Fedecámaras, que reúne a 300 cámaras y asociaciones de empresarios privados. El primer vicepresidente del gremio, Francisco Martínez, concedió una entrevista a La Nación, en la que esbozó las expectativas del sector y los acercamientos con el Gobierno.
¿Cómo recibió el gremio empresarial el anuncio de las medidas económicas del Gobierno?
Son simples anuncios que son bien recibidos. Con respecto al pago de la cancelación de la deuda, es difícil ver que existan fuertes impactos; no conocemos cuál podría ser la reacción de los proveedores, no sabemos si están dispuestos a recibir una parte del pago y no sabemos si eso va a evitar el pago de lo que está pendiente actualmente. El anuncio no es real, es como un “peor es nada”.
¿Les da más confianza el tono conciliador del presidente?
Sí, definitivamente es una de la cosas que a nosotros nos genera tranquilidad el hecho de que el presidente se dirigiera con el debido respeto y que reconozca que existen problemas muy graves y, sobre todo, que la solución de los problemas está en el diálogo. A pesar de las diferencias que puedan existir, que el presidente ponga las esperanzas de la solución entre el sector público y el sector privado, es lo que nosotros hemos planteado.
Es decir, el diálogo va por buen camino...
Todavía es prematuro. Ningún empresario se puede alejar de lo que es un diálogo, ni mucho menos de una negociación. Lo que sí consideramos que es mucho el camino que está por recorrerse; hasta ahorita las acciones son muy puntuales, más que todo administrativas. El problema va mucho más allá, hacia la discusión de un verdadero modelo productivo, donde se incentive la producción nacional, que es a lo que le estamos apostando.
¿Estas medidas son consecuencia de las conversaciones que han tenido con el Gobierno?
Sí, ayer (miércoles) los anuncios fueron generales y más que todo eran líneas macro y órdenes que tienen que ver con el marco regulatorio de la economía. Ahorita nos parece interesante que este tipo de planteamientos se puedan llevar a la realidad y que podamos empezar a ver resultados y a evaluar.
¿Cuál es el sentir de los empresarios privados actualmente?
Hay mucha expectativa combinada con escepticismo en algunos sectores, pero siempre con mente positiva, el empresario tiene que pensar en positivo; nadie le puede apostar al fracaso y mucho menos al de la economía venezolana, porque ahí estaríamos fracasados todos los empresarios nacionales.
¿Van a tener más reuniones con el Gobierno?
Sí, vienen más. Habrá que hacer las reuniones que se requieran, porque han servido para identificar más o menos el 95% de los problemas de la economía nacional, esto es un buen punto de partida para diseñar las políticas macro que sean de largo aliento, que promuevan la inversión y la producción, pero hay una serie de políticas fiscales y monetarias que van en paralelo con la política económica.
¿Qué es lo que más le preocupa al empresario venezolano?
La seguridad es lo más angustiante y va de la mano con los niveles de desabastecimiento, porque son los jamás vistos y jamás pensados que pudieran haber ocurrido en el país y eso tiene altamente preocupado al empresario venezolano, porque somos nosotros los que realmente tenemos la gran responsabilidad de la producción de bienes y servicios y no contamos con los instrumentos que nos permitan producir con eficiencia.
¿Tienen previsto un plazo para ver estos resultados?
Los resultados tenemos que empezarlos a ver en los próximos seis meses, sino Venezuela no va a avanzar, hay que revertir la curva negativa que traen los niveles de desabastecimiento.
¿Cuáles son las situaciones que generan la crisis en Venezuela?
Primero, un marco legal que tiene asfixiado al aparato productivo del país, que es realmente agresivo con las empresas. Todo tiene que ver con el tema de la confianza; ahorita el país no la tiene y no se alcanza aún la confianza con el Gobierno para lograr acuerdos importantes. Por eso, hay que asumir la responsabilidad que le toca a cada uno ante la solución de los problemas.