Santiago
Comunidades de la región desértica del norte de Chile trataban de arreglárselas el jueves con la inundación causada por las lluvias que cobró la vida de al menos siete personas, interrumpió el suministro de electricidad y cortó el paso en los caminos.
Tormentas que causaron lluvias torrenciales llegaron el martes hasta la región del desierto de Atacama y provocaron el desbordamiento del río Copiapó.
Ante el temor de que hubiera aludes de tierra, las autoridades evacuaron a miles de personas.
La inundación es "el peor desastre pluviométrico en los últimos 80 años", dijo el jueves Mahmud Aleuy, subsecretario del Interior.
En imágenes de televisión se veían las aguas lodosas que inundaban las calles y alcanzaban un hospital en Copiapó. Algunos de quienes viven al lado del río tuvieron que ser rescatados por helicópteros porque los caminos estaban bloqueados por agua y lodo. Las escenas mostraron a familias que esperaban en los techos de sus casas, entre ellas la de un hombre que hizo un agujero en el techo para salvar a un pequeño.
Al menos siete personas murieron y 19 estaban desaparecidas en tres comunidades afectadas por la inundación, informaron las autoridades.
Desesperados integrantes de las familias usaron la red social Twitter para pedir ayuda para sus seres queridos.
El Gobierno declaró el estado de excepción, lo que puso la región bajo control militar, mientras que la presidenta Michelle Bachelet viajó el miércoles al sitio para observar los problemas de primera mano.
"Se está viviendo una situación sumamente difícil", dijo Bachelet. "El diagnóstico previo era que aquí había una sequía enorme, entonces una lluvia no necesariamente era una catástrofe. Prever es muy difícil, porque no se sabía".
Entre el miércoles y la mañana del jueves cayeron cerca de 24 milímetros de lluvia en la ciudad de Antofagasta, una zona árida que normalmente recibe unos 1,7 milímetros de lluvia al año, señaló Julio Sarabia, del servicio meteorológico nacional.
De acuerdo con Sarabia, se esperaba que las lluvias terminaran hacia la noche del jueves.
Las fuertes lluvias llegaron tras varios días de elevadas temperaturas y una sequía que provocó intensos incendios forestales en las regiones al sur y centro de Chile.
Los incendios han arrasado con casi 93.000 hectáreas durante la temporada 2014-2015, muy por encima del promedio anual de 59.300, registrado durante los cinco años previos.