São Paulo. AFP. Los jueces destaparon los secretos de la política en Brasil con métodos que les han valido críticas y que los han llevado a chocar frontalmente con los demás poderes.
La decisión del juez Sergio Moro –a cargo del caso Petrobras– de divulgar llamadas telefónicas interceptadas al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva o el bloqueo judicial a su asunción como ministro, ilustran, según analistas, la manera en que los magistrados están traspasando sus fronteras y actuando políticamente.
Al pinchar las conversaciones de Lula, Moro captó diálogos con la propia mandataria Dilma Rousseff. Y cuando el expresidente fue designado ministro, el juez liberó el acceso a los audios.
“Moro abre un precedente y alienta a otros jueces conservadores a hacer lo mismo”, afirmó el abogado Marilson Santana.
Controversia. La divulgación de la conversación entre Rousseff y Lula desató un terremoto político, al ser ampliamente interpretada como la confirmación de que el ingreso de Lula al Gobierno proponía protegerlo de una eventual orden de prisión.
En la grabación, Rousseff informa a Lula da Silva de que le enviaba el decreto de su nombramiento , para que pueda “usarlo en caso de necesidad”.
Miles de personas se volcaron de inmediato a las calles, para exigir la dimisión de Rousseff .
“Los golpes comienzan así”, reaccionó la jefa de Estado.
La operación Lava Jato sacude a toda la clase política , pero hasta ahora se ha focalizado principalmente en el Partido de los Trabajadores (PT), de Lula y Rousseff, y en otros partidos de la coalición de gobierno.
Moro es considerado por la oposición como un paladín de la justicia. Sin embargo, para la senadora del PT Gleisi Hoffman, está “incendiando el país”.
Los cuestionamientos no son solo políticos.
Moro alegó que los teléfonos intervenidos eran de Lula y no de la presidenta. Incluso citó como precedente el escándalo de las escuchas telefónicas de Watergate , el cual llevó a la renuncia del presidente estadounidense Richard Nixon, en 1974.
“Ni siquiera el primer mandatario de la República tiene un privilegio absoluto en el resguardo de sus comunicaciones, aquí recogidas fortuitamente”, escribió Moro. El conocido precedente del caso Watergate “es un ejemplo a seguir”, insistió.
Entidades jurídicas cerraron filas en defensa del juez, cuyas decisiones nunca se han revertido.
Pero Rousseff hizo notar que “en muchos lugares del mundo, quien pincha el teléfono de un presidente va preso si no tiene autorización de la Corte Suprema”.
El descrédito de la política puede ser una de las explicaciones para este vigoroso Poder Judicial, dicen expertos.
Lucha interna. “Estamos en un momento muy grave, en que el Poder Legislativo está arrinconado porque sus líderes son investigados y el Poder Ejecutivo está completamente desacreditado por un gobierno ineficiente”, dijo Antonio Carlos de Almeida, abogado del banquero André Esteves, procesado en el marco de la operación Lava Jato.
“Entonces, el Judicial se convirtió en el gran poder. Y eso es muy riesgoso porque como (el jurista) Rui Barbosa decía: ‘La peor dictadura es la dictadura del Poder Judicial’, porque no queda a quién recurrir”, comentó.
Moro tampoco vaciló en ordenar el registro del domicilio de Lula, el 4 de marzo.