Medellín. AFP En Medellín, el “teleférico de los pobres”, inaugurado hace diez años, cambió la vida de los desamparados de la segunda ciudad de Colombia.
La experiencia revolucionó el otrora feudo de los capos de la droga e inspira a urbes violentas como Caracas o Río de Janeiro.
Una línea de metro con bibliotecas en las estaciones, un teleférico y hasta escaleras mecánicas al aire libre dieron alivio y dignidad a los vecinos de las zonas más pobres de esa ciudad.
Los moradores de la Comuna 13, una de las más pobres y violentas, vuelven cómodos a casa. Las escaleras mecánicas reemplazan a los 350 escalones que debían subir cada día tras la jornada de trabajo.
Este sistema de transporte genera un sentido de pertenencia, dice Juliana Correa, directora de comunicaciones del Metro.
“Este era un barrio muy violento, no había tanta gente, no había tanto transporte”, comenta una mujer que atiende una pequeña tienda de comestibles.
“Ahora hay mucho empleo, mucho turista que viene de lejos a visitar el barrio porque es muy bonito con el Metrocable (teleférico) y la Biblioteca España”, añade.
Medellín vivió una noche oscura, larga y dolorosa, evoca su alcalde Aníbal Gaviria.
Metamorfosis. La ciudad tuvo en los 90 los más altos índices de homicidios, con 380 por cada 100.000 habitantes. En 2013, la tasa es diez veces menor, según la alcaldía.
La clave contra la violencia es un programa de “acupuntura urbana” para la integración social.
El plan, que para 2014 cuenta con un presupuesto de $88 millones, ofrece servicio de transporte en puntos críticos e impulsa la educación, la cultura, la salud y el despliegue de efectivos de seguridad a fin de devolver la presencia del Estado a los barrios pobres.
Según un estudio de la Universidad de Columbia (EE.UU.), la tasa de homicidios en los barrios pobres de Medellín con Metrocable se redujo un 66% entre 2003 y 2008.
El secreto de Medellín ha sido su capacidad para adaptar iniciativas de otras partes del mundo, como Río de Janeiro, y la ha convertido en “una inspiración para otras ciudades que viven momentos difíciles”, señaló el alcalde.
La idea es que si el transporte público fluye y se cuida el entorno urbano —en Río con oficinas de correos, sucursales bancarias y bibliotecas en cada estación del teleférico—, la vida mejora para los habitantes de las villas miseria y la experiencia redunda en beneficios para toda la ciudad.