Morelia
El papa Francisco llamó a religiosos mexicanos a no resignarse ante las amenazas del narcotráfico, la violencia y la corrupción, en una misa en Michoacán, estado aterrorizado durante años por el cártel pseudorreligioso Los Caballeros del Templario.
"¿Qué tentación nos puede venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas?", preguntó el papa en una festiva misa ante unos 20.000 religiosos y seminaristas. "Frente a esta realidad nos puede ganar una de las armas preferidas del demonio: la resignación", advirtió.
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En su cuarta jornada de visita a México, Francisco visitó Morelia, capital de Michoacán (occidente), considerado por mucho tiempo un bastión del narcotráfico.
La "resignación no solo nos atemoriza sino que nos atrinchera en nuestras sacristías y aparentes seguridades", sostuvo el papa en este estado con una fuerte tradición religiosa.
Las campanas de la catedral colonial de Morelia tocaron para saludar la llegada del papa , mientras fieles que no pudieron ingresar a la misa en el estadio Venustiano Carranza, buscaban pantallas de televisión en cafés y restaurantes para acompañar la misa.
Michoacán es uno de los estados más peligrosos para los curas mexicanos, que no han escapado de la violencia de los cárteles de la droga.
Unos 40 sacerdotes, seminaristas y laicos religiosos han sido asesinados en la última década en México.
Al iniciar su recorrido por México, el papa pidió a las autoridades brindar "seguridad efectiva" a sus ciudadanos.
Por segunda ocasión en su gira por México, el papa llamó a líderes religiosos a tener coraje frente al narcotráfico.
Aunque Morelia queda lejos de la denominada Tierra Caliente, en 2008 fue víctima de la violencia del crimen organizado con un atentado sin parangón: dos granadas estallaron en la abarrotada plaza principal en los festejos de la Independencia dejando ocho muertos.
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"Tengo fe de que después de la visita del papa las cosas van a cambiar, que nos vamos a dar cuenta de que la violencia no es el camino", dice José Rodríguez, un trabajador migrante que viajó para ver al papa desde Los Angeles, California (EE. UU.), y que asegura que después del granadazo él mismo dejó de venir a Morelia por miedo.
En setiembre de 2006, Michoacán fue noticia cuando cinco cabezas humanas aparecieron rodando en un bar de Uruapan, en la subregión de Tierra Caliente, con un mensaje: "Esto es justicia divina".
Lo firmaba el cártel de La Familia Michoacana, uno de los varios que han irrumpido en este estado clave para el narcotráfico y cuyo líder, Nazario Moreno "El Chayo", aseguraba estar protegiendo a los michoacanos del sanguinario cártel Los Zetas.
La Familia creó una "biblia" mezcla de "denuncia social, autoayuda y pinceladas cristianas" donde se establecía que sus miembros, por ejemplo, no podían tomar alcohol ni drogas, recuerda Jaime Rivera, catedrático de la Universidad Michoacana.
A finales de 2010, el cártel se reinventó en Los Caballeros Templarios, siguiendo su misticismo y usando como símbolo la cruz roja de las Cruzadas católicas de la época medieval.
Los Templarios construyeron altares y figuritas dedicadas a El Chayo, "San Nazario" (abatido en 2014), a quien veneraban con oraciones. "Defensor de los enfermos, San Nazario santo nuestro, siempre en ti yo me encomiendo", decía uno de los rezos.
Más allá de su discurso pseudoreligioso, el cártel extorsionaba, violaba, secuestraba y mataba a tantos vecinos de la productiva zona de Tierra Caliente, que centenares de campesinos se alzaron en armas en su contra a inicios de 2013.Estos grupos de autodefensas fueron desarmados por el gobierno y parte de ellos reconvertidos en fuerzas rurales, que ahora deberán depurarse e integrarse al mando único policial.
"Ojalá el gobierno haga bien su trabajo, que no tengamos que tomar las armas otra vez. Pero es difícil, hay autodefensas llenas de infiltrados de lo que queda de Los Caballeros y no entendemos por qué el gobierno no los desarma", comenta a la AFP Hipólito Mora, exlíder de una autodefensa rural.
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Los curas también sufrieron el conflicto entre las autodefensas y Los Templarios en la capital de Tierra Caliente, Apatzingán.
El obispo de la ciudad, Miguel Patiño, tuvo que ser resguardado por las autoridades ante un supuesto ataque inminente del crimen organizado y el vicario y defensor de las milicias, el padre Gregorio López "Goyo", daba misa con chaleco antibalas.
Después de su visita a Morelia, el papa pondrá punto final el miércoles a su gira de cinco días por México en Ciudad Juárez (norte), fronteriza con Estados Unidos.