Acompañada de sus hijos, doña María Eugenia Díaz, madre de Franklin Chang, presenció por televisión el aterrizaje del transbodador Discovery, llena de orgullo por la importante misión de su hijo.
"Lo que más me enorgullece de él, es que todo esto lo hace con un deseo sincero de ayudar. No lo hace por sobresalir él, ni con el ánimo de enriquecerse; él, además de costarricense, se siente ciudadano del mundo y desea ayudar", manifestó la señora.
En la actual misión, Chang igualó la marca de seis viajes al espacio a bordo de un trasbordador (que solo otros dos astronautas en el programa espacial tenían) y rompió el récord de horas en una de esta naves al cumplir 52 días (más de 1.248 horas)
Horas después del aterrizaje de Franklin, superada la emoción de saber del exitoso fin de la misión, la señora conversó con La Nación sobre su hijo y de su vocación de servicio en el programa espacial.
Su alegría se veía empañada, sin embargo, por no haber podido estar ayer en Cabo Cañaveral para saludarlo personalmente, como él lo habría deseado y como ha hecho en los cinco anteriores viajes de Chang al espacio.
"Luego del aterrizaje, en el que deben esperar hora y media antes de levantarse en la nave, los llevan a una sala donde está su familia cercana, esposa, hijos y padres. Después de departir con ellos por 25 minutos, son examinados por médicos", comentó.
Los astronautas deben pasar un período de ajuste para adaptarse de nuevo a las condiciones de la Tierra. Además de la gravedad, regresan añorando la comida, toda vez que en el espacio deben resignarse con menús de alimentos herméticamente empacados y deshidratados.
En el caso de Chang, otras veces ha regresado con grandes deseos de comerse una olla de carne, contó doña Maria Eugenia.
El astronauta pasó ayer la noche en Florida y, a tempranas horas de hoy, saldría en un vuelo especial de la NASA rumbo a Houston, donde vive. Allí le aguardan su esposa, Peggy, y sus dos hijas.
Doña María Eugenia afirmó que esperaba poder comunicarse anoche, por teléfono, con Franklin, y poder viajar a Houston la próxima semana para verlo.
Contó que que su hijo iba a continuar en esta misión (la STS-91) con su investigación sobre el mal de Chagas, llevando muestras de las proteínas que producen la enfermedad (propagada por chinches). El objetivo es estudiar su cristalización, en un intento de combatir el padecimiento, que afecta a 20 millones de personas en Latinoamérica.