Adén afp Al menos 47 policías y reclutas murieron el domingo en dos atentados en Yemen, uno de ellos reivindicado por la organización yihadista Estado Islámico (EI), en el puerto de Mukalla (este).
EI atacó por segunda vez en pocos días esta ciudad de 200 mil habitantes, recuperada hace apenas un mes de manos del grupo rival Al-Qaeda por las fuerzas gubernamentales que contaron con el apoyo de Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos.
El domingo, un kamikaze se infiltró entre jóvenes reclutas reunidos en la sede policial de Mukalla, en el distrito de Fuwah, y se hizo estallar, en una acción que mató al menos a 41 personas y dejó 50 heridos.
Poco después, un segundo ataque con explosivos delante de la oficina del jefe de policía de la región de Hadramut, el general Mubarak al Oubthani, mató a seis de sus guardaespaldas, e hirió ligeramente al oficial, según una fuente de seguridad.
En un comunicado difundido en Internet, el EI reivindicó el ataque suicida, la segunda intervención del grupo yihadista en un área de Al- Qaeda.
“El hermano Abu al Bara al Ansari detonó su cinturón explosivo en un encuentro de apóstatas de las fuerzas de seguridad”, afirma el comunicado.
El jueves, el EI reivindicó tres atentados suicidas contra el ejército yemenita en Jalf, al este de Mukalla, en el cual murieron cerca de 15 personas.
En el primero, un suicida forzó el paso en la entrada de una base militar e hizo estallar el coche bomba que conducía, despejando así el camino para un segundo kamikaze que detonó los explosivos de su vehículo en el interior del recinto, explicó el mando castrense.
Simultáneamente, estallaron enfrentamientos con armas automáticas fuera de la base entre militares y atacantes.
Entre tanto, un tercer suicida se dirigió a la residencia del comandante de Hadramut, el general Faraj Salmin, donde hizo estallar su coche. El oficial salió sin ningún daño tras el hecho.
El general había alardeado el viernes de que sus fuerzas habían capturado a “250 miembros” de Al-Qaeda desde que recuperaron el control de Mukalla y las localidades costeras de los alrededores, incluyendo al comandante de la ciudad de Shiht, a unos 60 kilómetros al este.
El Pentágono reveló la semana pasada que se había desplegado un “número muy reducido” de personal militar estadounidense alrededor de Mukalla para apoyar esta operación.
La ofensiva contra Al-Qaeda llega en medio de una tregua y conversaciones de paz entre el gobierno y los rebeldes chiitas hutíes.
Yihadistas de Al Qaeda y del EI han ganado ventaja en el conflicto y extendido su presencia en Hadramut y otras áreas del sur de Yemen, incluida la segunda ciudad del país, Adén, donde el gobierno tiene su sede.
El EI ha reivindicado varios ataques contra objetivos del gobierno y la coalición en los últimos meses.
Washington ve a Al-Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) como la más peligrosa de la red yihadista y en las últimas semanas ha intensificado su guerra con drones contra el grupo.
Pero los yihadistas mantienen una fuerte presencia en la zona y aún controlan varias localidades en el interior del valle de Wadi Hadramut.
La guerra en Yemen, un conflicto que opone al gobierno, apoyado por Arabia Saudí y Washington y a los rebeldes chiitas hutíes, respaldados por Irán, ha dejado desde el 2015 más de 6.400 muertos, 30.500 heridos y 2,8 millones de desplazados, según estimaciones de la ONU