La comunidad internacional aumentó la presión sobre Irán para lograr antes de la fecha límite del 20 de julio un acuerdo que asegure que su programa atómico no tiene intenciones militares.
El problema es que no han podido conseguir, de momento, salvar las diferencias que siguen impidiendo un pacto.
El más contundente fue el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, quien advirtió de que los próximos días son la última oportunidad en mucho tiempo para resolver el conflicto nuclear de forma pacífica.
“No puedo decir con seguridad si alcanzaremos un resultado (antes del día 20) pero hemos dejado claro frente a Irán, con toda nuestra capacidad de persuasión, que ahora es el momento, tras largas negociaciones de un década, de cerrar por fin un acuerdo”, aseveró.
El 20 de julio es la fecha que Irán y las grandes potencias se marcaron como fecha límite para un acuerdo cuando, el pasado noviembre, fijaron una hoja de ruta de negociaciones.
A una semana de que expire ese plazo, los ministros de Exteriores de Alemania, EE. UU., Francia y Reino Unido mantuvieron este domingo varias reuniones con su colega iraní para tratar de salvar las diferencias que, tras seis meses de negociación, siguen bloqueando un acuerdo.
“Depende de Irán decidir si quiere la cooperación con el mundo o permanecer aislado. Los días que quedan hasta el 20 de julio serán suficientes para reflexionar en Teherán y, para luego, ir hacia un acuerdo, pero la pelota está en el campo de Irán”, concluyó Steinmeier.
El llamado Grupo 5+1, compuesto por las cinco potencias del Consejo de Seguridad de la ONU (EEUU, Rusia, China, Francia y el Reino Unido) y Alemania exigen a Irán que limite o desmantele algunos de los aspectos más delicados de su programa nuclear.
Para el responsable de Exteriores del Reino Unido, William Hague, sigue habiendo “enormes diferencias” entre las potencias e Irán, sobre todo en cuanto a la cantidad y el tipo de uranio enriquecido que se debe permitir producir a Teherán.
También su homólogo francés, Laurent Fabius, reconoció que la cumbre de no propició grandes avances y exigió un acuerdo “serio” que dé garantías al mundo de que Irán no está buscando hacerse con los conocimientos y materiales para armas nucleares.
Incluso el representante chino, el viceministro de Exteriores, Li Baodong, dijo que “la negociación está en un momento crítico: Una encrucijada: avanzar o retroceder. Tenemos que movernos hacia adelante”.
Junto a Rusia, es el país que mejor relaciones mantiene con la República Islámica.
El principal negociador iraní, el ministro de Exteriores Mohamed Yavad Zarif, aseguró que la ronda de contactos de sirvió para estudiar “formas de salvar las diferencias” y lograr el objetivo de que “Irán tenga un programa nuclear serio, pacífico”, al tiempo que se eliminan las dudas sobre su naturaleza pacífica.
“Creo que hemos tenido un avance importante para eliminar malentendidos y movernos hacia decisiones importantes", indicó Zarif a los medios.
El ministro iraní aseguró que tanto él como sus interlocutores están preparados para trabajar al máximo los próximos siete días y conseguir un acuerdo.