"Vive épocas críticas y difíciles. Las negociaciones están pausadas, la paz experimenta un impasse desde hace dos años", así describe la situación actual del conflicto con Israel Ryad Mansour, representante de Palestina en la ONU.
El impasse que menciona Mansour, quien conversó con La Nación durante una visita al país para participar de actividades en la Asamblea Legislativa, la Universidad Nacional y la Universidad de Costa Rica, se presenta luego de que en 2014 fracasara una mediación, encabezada por los Estados Unidos, para revivir la solución de dos Estados, impulsada en los acuerdos de Oslo (1993).
Dicha solución plantea crear dos Estados separados e independientes (Palestina e Israel) y, según Mansour, sigue siendo la mejor salida para resolver un conflicto que suma casi 70 años.
"La solución de dos Estados es la mejor solución para todos. Un Estado ya existe, que es Israel y ha existido desde 1948. El otro Estado está luchando por su independencia", explica el diplomático.
La salida de los dos Estados ha sido frenada, históricamente, por situaciones como las guerras en la franja de Gaza, el avance del colonialismo israelí y diferencias sobre los límites que tendrían Palestina e Israel. Sin embargo, en la actualidad el tema principal que impide avanzar en esa solución, según Mansour, es la tendencia cada vez más nacionalista del gobierno de Benjamín Netanyahu en Israel.
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"Extremistas israelíes aliados de Netanyahu promueven la práctica del colonialismo y están destruyendo la posibilidad de llegar a esta solución de dos Estados. Los extremistas están impulsando en Israel la solución de un solo Estado con un sistema de apartheid para los palestinos", comenta Mansour.
Para el palestino, una prueba clara del poder que están asumiendo los ultranacionalistas dentro del gobierno de Netanyahu es la reciente incorporación de Avigdor Lieberman como ministro de Defensa.
"Netanyahu incluyó hace pocos días a Lieberman como ministro de Defensa. Eso solo señala que es un gobierno que no quiere la paz, es un gobierno ideológico que quiere controlar toda la tierra de Palestina, tiene posiciones contra la paz y cada vez se ha encaminado más en la dirección del extremismo", dice Mansour.
Papel de Estados Unidos. Según Mansour, al lado de la alianza de Netanyahu con los ultranacionalista hay otro aspecto, invariable desde la creación de Israel en 1948, que también impide solucionar el conflicto: el apoyo que recibe el gobierno israelí de los Estados Unidos en el plano internacional.
La posición histórica estadounidense a favor de Israel responde al fuerte cabildeo sionista y, sobre todo, a que Israel es fundamental para los intereses estadounidenses en la convulsa zona de Medio Oriente.
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"El problema es que Estados Unidos protege a Israel de cualquier consecuencia. Si Estados Unidos tratara a Israel de la misma forma que se comporta con otros asuntos internacionales, ya tendríamos una solución para el conflicto", opina el diplomático, quien insiste en que gracias al apoyo norteamericano Israel sigue ignorando las resoluciones sobre el tema provenientes del Consejo de Seguridad y la Asamblea General de la ONU.
Entre las resoluciones del Consejo de Seguridad, citadas por el diplomático, se encuentran la 446, que habla sobre la ilegalidad de los asentamientos israelíes en los territorios palestinos ocupados y la 478, que condena una ley israelí que proclamó a la ciudad de Jerusalén, "entera y unificada", como capital del Estado judío.
Jerusalén Este. Precisamente, la disputa por Jerusalén Este, espacio que Israel se anexionó tras la guerra de los seis días (1967) y en que se encuentran importantes centros espirituales como el Muro de las Lamentaciones, el Santo Sepulcro, el Monte del Templo y la Explanada de las Mezquitas, es uno de los puntos más complejos en la actualidad.
La ONU le ha pedido a Israel el retiro militar de esa zona, que los palestinos quieren conviertir en la capital de su Estado. Sin embargo, Israel no se muestra anuente a negociar en ese aspecto.
La disputa en esa región es la responsable de la última ola de violencia que, desde octubre de 2015, le ha costado la vida a 207 palestinos, 32 israelíes, dos estadounidenses, un eritreo y un sudanés.
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"Jerusalén Este es la ciudad de la paz, es una ciudad para que personas de múltiples religiones practiquen su credo. Nosotros decimos que en Jerusalén las personas tienen el derecho de tener una conexión espiritual con la ciudad, pero nadie tiene el derecho de tener una conexión de Estado con la ciudad de Jerusalén, excepto las personas que viven en Jerusalén desde hace cientos de años, que son los palestinos", comenta Mansour sobre Jerusalén Este.
¿Y Hamás? Uno de los hechos que también ha complicado el panorama de las negociaciones de paz es la división que viven los palestinos desde el triunfo de Hamás en las elecciones legislativas de 2006.
La victoria de esa agrupación, considerada terrorista por países como los Estados Unidos y Japón, produjo un conflicto con al-Fatah, partido histórico de la causa palestina fundado por Yasser Arafat.
La disputa generó una división dentro de la política palestina, quedando la franja de Gaza bajo el poder de Hamás y Cisjordania controlada por al-Fatah.
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Mansour sabe que esa división es mala para los intereses palestinos y por ello, afirma, se están haciendo esfuerzos para establecer un gobierno de unidad. En 2014, ambas agrupaciones lograron conformar un gobierno de consenso, pero el intento fracasó a mediados de junio de 2015, entre otras cosas porque no se logró llamar a elecciones y porque las nuevas autoridades nunca tomaron el control sobre Gaza, que siguió en manos de Hamás.
El palestino también niega que Hamás sea un grupo terroristas —pese a las denuncias de organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional— y piensa que las prácticas de la agrupación no se diferencian de las emprendidas por líderes israelíes. Sin embargo, afirma que están en contra de cualquier ataque o afectación a civiles.
"Nosotros estamos en contra de la muerte de civiles por parte de quien sea. No aceptamos el asesinato de civiles por parte de ningún bando. Nosotros estamos por llevar esta lucha por vías legítimas", explica Mansour.
El diplomático también defiende la gestión de Mahmud Abás al frente de la Autoridad Palestina y afirma que el mandatario —criticado fuertemente por sectores palestinos por extender su mandato sin ir a elecciones y por su incapacidad de detener el avance de las colonias israelíes— es un valuarte en la búsqueda de la unidad entre Hamás y al-Fatah.
Proceso en Corte Penal. Finalmente, el diplomático también se refirió, en su entrevista con La Nación, al proceso emprendido por Palestina en la Corte Penal Internacional.
"La justicia debe tener lugar. Crímenes de guerra han sido cometidos en nuestra tierra por Israel, especialmente durante las agresiones contra Gaza. Fuimos a la Corte (Penal Internacional) porque Israel no puede seguir disfrutando de impunidad. Además, es un proceso independiente en que no podemos influir, es un proceso que nadie trata de politizar", concluye Mansour.