París y Manama (Baréin). AFP y EFE. Francia continúa decidida a combatir sin tregua al yihadismo y, para demostrarlo, desplegó ayer su portaaviones Charles de Gaulle en el golfo Pérsico, para así poder bombardear posiciones del Estado Islámico (EI) en Irak en menos tiempo.
Asimismo, el lunes, las autoridades de París confiscaron el pasaporte y los documentos nacionales de identidad a seis personas que pretendían viajar a Siria para, presuntamente, enrolarse en las filas del EI.
Ambas medidas se conocieron mientras, en Kuwait, el nuevo jefe del Pentágono estadounidense, Ashtom Carter, se reunió con generales y diplomáticos de su país para analizar la estrategia de lucha contra el EI.
Estos movimientos ratifican la preocupación de las potencias de Occidente y los países árabes por la presencia del extremismo islámico en el Oriente Medio.
También reafirman la determinación de París de enfrentar una corriente radical que ya los golpeó en su propio territorio, en enero, cuando tres atentados terroristas cobraron 17 vidas.
Blancos más cercanos. Con el posicionamiento del Charles de Gaulle en aguas del Golfo, Francia apunta a a alcanzar sus blancos en una hora y media de vuelo, la mitad del tiempo que necesitan los aviones que han estado bombardeando desde la base de Al-Dhafra, en los Emiratos Árabes Unidos (EAU), usada por la Aviación militar gala.
“La integración del Charles de Gaulle en la Operación (francesa) Chammal (en Irak) comienza esta mañana”, declaró un cercano colaborador del ministro francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian.
Los primeros aparatos Rafale despegaron por la mañana del portaaviones, que navegaba a unos 200 km al norte de Baréin, en el Golfo, rumbo hacia Irak.
El Charles de Gaulle permanecerá varias semanas en el Golfo, al lado del portaaviones estadounidense Carl Vinson , como parte de la coalición internacional antiyihadista que encabeza Estados Unidos.
Con dos aviones de combate Rafale y nueve Super Étendard a bordo, París duplicará su dispositivo aéreo en la región, que contaba con nueve Rafale en los EUA y seis Mirage 2000D en Jordania.
Francia lanzó a mediados de setiembre la operación Chammal en Irak. Desde entonces, sus aviones efectuaron un centenar de misiones de reconocimiento y otros tantos bombardeos en el país para apoyar al ejército local y los peshmergas kurdos que combaten al EI, indicó una fuente cercana a Le Drian.
El país es, junto a Australia, uno de los que más efectivos aportan a la coalición de 32 países.
En la base militar de Camp Arifjan, en Kuwait, el secretario de Defensa Carter resaltó ayer la urgencia de derrotar al EI.
“El EI es una gran amenaza para la región y es necesario trabajar con países aliados y agencias” para acabar con ese problema, les dijo a comandantes y diplomáticos de Estados Unidos.
Control en casa. El otro flanco de lucha de Francia contra el yihadismo se halla en casa.
Por eso, las autoridades quitaron el pasaporte y otros documentos de identidad a seis presuntos yihadistas y la medida podría extenderse a 40 más.
“Si (ciudadanos) franceses se van para cometer actos de violencia en Irak y en Siria, a su regreso serán un peligro aún mayor” y podrían “cometer actos terroristas” , justificó el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, cuyo objetivo es evitar el regreso de yihadistas “animados solamente por instintos de violencia”.
La confiscación del pasaporte es la primera medida de prohibición de salida del territorio francés aplicada desde la adopción, en noviembre, de una ley para contrarrestar el éxodo de yihadistas hacia zonas de combate.
Francia es uno de los principales países occidentales de donde emigran yihadistas a Siria.
Desde los atentados de París, que dejaron 17 muertos en enero, Francia redobló esfuerzos para tratar de impedir esos viajes.
El documento nacional de identidad y el pasaporte de esos seis hombres, de entre 23 y 28 años, se confiscaron por un período de seis meses, renovable durante dos años. Las personas concernidas recibieron a cambio un resguardo, indicó una fuente cercana al caso.
Los servicios de inteligencia estimaron que esas personas se disponían a partir “de manera inminente” hacia Siria. Algunos de ellos habían viajado ya a ese país, agregó la fuente.
“Están en preparación unas 40” prohibiciones de salida del territorio, anunció Cazeneuve en rueda de prensa, precisando que la acción de las autoridades al respecto se intensificará “en las próximas semanas”.
Sobre las características de las personas concernidas hasta ahora, el ministro indicó que se trata esencialmente de jóvenes y de un “20% de convertidos” al islam.
Como ocurrió en Inglaterra, país conmocionado por el viaje a Siria de tres adolescentes “de buena familia”, los testimonios de los padres de los jóvenes que optaron por la yihad violenta se multiplican, y muestran que estos proceden de medios sociales diversos. Las familias dan cuenta a menudo de su impotencia ante una radicalización brutal e irreversible.
Los padres de un muchacho de 19 años, Pierre Choulet, declararon la semana pasada su incomprensión ante la transformación de su hijo, aficionado al fútbol de un pueblo del este de Francia, que se hizo estallar en un atentado suicida perpetrado en Irak por el Estado Islámico.