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El Cairo
El movimiento islamista Hamás y su rival palestino Fatah firmaron este jueves en El Cairo un acuerdo de reconciliación para poner fin a una década de luchas intestinas, dándose un plazo de dos meses para resolver las cuestiones más espinosas.
Ambas partes acordaron permitir a la Autoridad Palestina, la administración reconocida por la comunidad internacional, "que lleve a cabo su trabajo y asuma su plena responsabilidad a la hora de dirigir la Franja de Gaza, como ocurre en Cisjordania, antes del 1.° de diciembre de 2017", según un comunicado de las autoridades egipcias que supervisaron las negociaciones.
Fatah y Hamá, muy enfrentados hasta hace unas semanas, se dieron hasta esa fecha para solucionar todos sus desacuerdos, y para ello celebrarán una nueva reunión en El Cairo el 21 de noviembre, indicó el texto.
Los detalles de lo firmado en la capital egipcia no se ha comunicado a los periodistas presentes en El Cairo.
Para ilustrar el acercamiento entre los dos movimientos, el presidente de la Autoridad Palestina y líder de Fatah, Mahmud Abás, visitará Gaza "en menos de un mes", según Zakaria al Agha, responsable del partido en ese territorio.
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De llevarse a cabo, sería la primera visita del presidente a Gaza desde el 2007, año en el que Hamas tomó el poder en el enclave. El movimiento islamista, que ganó las elecciones legislativas en el 2006, pero no pudo gobernar por culpa de presiones internacionales, expulsó entonces a Fatah de la Franja a raíz de enfrentamientos violentos.
La Autoridad, dominada por el moderado Fatah, ejerce un poder limitado en Cisjordania, ocupada por Israel y situada a decenas de kilómetros de distancia de Gaza.
El acuerdo de reconciliación prevé el despliegue de 3.000 policías de la Autoridad Palestina en Gaza y en las fronteras con Israel y Egipto, dijo bajo anonimato un alto responsable implicado en las conversaciones.
Ahora sí
Todos los anteriores intentos de reconciliación habían fracasado desde el 2007, incluido el que había dado lugar a un acuerdo en el 2011 en El Cairo.
Pero ante el riesgo de explosión social, un menor apoyo de Catar y la presión del vecino Egipto, Hamás aceptó en septiembre el regreso de la Autoridad Palestina y su gobierno a Gaza, donde la semana pasada se celebró el primer consejo de ministros desde 2014.
El movimiento islamista y su rival laico y moderado de Fatah entablaron el martes negociaciones discretas en la capital egipcia para concretar una reconciliación que anunciaron con gran pompa la semana pasada.
Las conversaciones se centraron en los aspectos prácticos de la reconciliación.
El resultado del acercamiento entre Hamás y Fatah es primordial para el futuro de los palestinos, en primer lugar para el de los dos millones de gazatíes, agotados por tres guerras con Israel desde el 2008, el bloqueo israelí y egipcio, la pobreza, el paro y los cortes de agua y electricidad.
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Las divisiones palestinas se consideran, asimismo, como uno de los principales obstáculos a la hora de encontrar una salida al conflicto israelí-palestino.
La legitimidad del presidente Abás, interlocutor de Israel y de la comunidad internacional, queda en entredicho por el hecho de que Hamás, considerado como terrorista por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea y como interlocutor inválidopor varios países árabes, gobierne actualmente a dos quintas partes de los habitantes de los territorios ocupados.
Hamas espera el levantamiento de las sanciones financieras impuestas por Abas, como la suspensión del pago de la electricidad gazatí a Israel, algo que debería ocurrir "muy pronto", según Agha.
Los movimientos palestinos ya avisaron de que la reconciliación llevará tiempo, y cuestiones como las armas de Hamas o el control de la seguridad en Gaza todavía están por resolver.
En cuanto al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, este advirtió de que solo aceptará hablar con un gobierno de unidad palestino si Hamás desmantela su brazo armado, rompe sus relaciones con Irán y reconoce a Israel. Unas pretensiones a priori imposibles de aceptar por Hamás.
