Alepo, Bruselas y Moscú
Es una guerra de desgaste en la cual ninguna de las partes consigue avanzar, pero que tiene a la población civil atrapada, urgida de ayuda humanitaria y pagando con vidas. Desde el 31 de julio, 146 personas que no son combatientes murieron en la ciudad siria de Alepo, de las cuales 22 eran niños.
El conflicto bélico-político no da respiro en esa metrópoli del nort edel país, que otrora fue la pujante capital económica, y por cuyo control pelean los insurgentes y las fuerzas leales al régimen del presidente Bashar al-Asad. Desde el 2012, Alepo es escenario de un feroz enfrentamiento y está dividida en sectores: en el este dominan los combatientes antigubernamentales y en el oeste, los afectos al Gobierno.
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Desencadenado en marzo del 2011 por la represión contra manifestaciones prodemocracia, el enfrentamiento en Siria se volvió muy complejo a causa de la intervención extranjera y el auge militar de los yihadistas. Esta guerra ha causado más de 290.000 muertos y millones de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares.
La realidad, en este momento, es que ninguno de los bandos consigue avanzar. El régimen, que cuenta con el apoyo aéreo de Rusia, no ha logrado recuperar el terreno perdido hace dos semanas y los opositores no han concretado su promesa de tomar toda la ciudad.
Así, un sitio en Internet, que simpatiza con las autoridades de Damasco, anunció el jueves que las fuerzas gubernamentales habían tomado dos aldeas rebeldes cercanas a Alepo, pero las páginas web de la oposición aseguraron que tales ataques fueron repelidos.
Según una fuente sobre el terreno, el Ejército multiplicaba sus incursiones en las zonas rebeldes para probar sus líneas defensivas y matar el mayor número posible de insurgentes, para luego retirarse y así evitar demasiadas bajas en sus filas.
El 31 de julio, los opositores y sus aliados yihadistas del Frente Fateh al Sham (antes Frente al-Nusra) habían lanzado una ofensiva de envergadura que les permitió romper el sitio impuesto a los sectores bajo su control por las tropas de Bashar al-Asad.
Cada bando intenta sitiar y asfixiar al otro, sin éxito por ahora: los insurgentes han logrado abrir una vía de acceso al sur a través del barrio de Ramusa y el régimen otra por el norte.
El Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), una ONG con sede en Londres y que dispone de una amplia red de informantes en el país árabe, afirmó que "los aviones del régimen y los rusos realizan decenas de ataques diarios sobre la provincia de Idleb y el oeste de la vecina provincia de Alepo para impedir el envío de refuerzos rebeldes al sur" de esta.
"Los rebeldes han puesto todas sus fuerzas en los combates y las fuerzas del régimen están agotadas", aseveró Rami Abdel Rahman, director del OSDH.
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Según este, a pesar de la ventaja que significa la Fuerza Aérea para el régimen y el apoyo aéreo de Rusia, los ataques "no parecen muy eficaces" y el bando gubernamental no ha logrado arrebatarles posiciones a los opositores.
Detener la lucha. La degradación de las condiciones de vida de la población motivó el jueves nuevos llamados a frenar la lucha.
Los 28 países miembros de la Unión Europea (UE) reclamaron "un cese inmediato" de los combates en Alepo con la finalidad de no entorpecer la intervención de los servicios de socorro y la prosecución de las operaciones humanitarias, según un comunicado de la jefa de la diplomacia de la UE, Federica Mogherini.
Se trata de "permitir las evacuaciones por razones médicas, la entrega de ayuda humanitaria y la reparación de las infraestructuras esenciales (de distribución) de agua y electricidad", puntualizó.
Rusia dijo estar dispuesta a instaurar "desde la próxima semana una pausa humanitaria semanal de 48 horas "para permitir la entrega de ayuda a los habitantes de Alepo", anunció en un comunicado el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Ígor Konachenkov.
Se trata, agregó, de un "proyecto piloto" destinado a "confirmar la entrega en absoluta seguridad del reaprovisionamiento a la población civil de la ciudad". Estas entregas deben beneficiar tanto a los barrios del este como a los del oeste, enfatizó.
Mientra tanto, y dada la persistencia de los combates, el emisario de Naciones Unidas para Siria, Steffan de Mistura, suspendió una reunión de su grupo de ayuda humanitaria.
Argumento que que "no tiene sentido" celebrarla por el retraso en la entrega de decenas de envíos en áreas prioritarias para Naciones Unidas que no han recibido nada durante semanas.
"Ni un solo convoy humanitario ha alcanzado en un mes ninguna de las áreas sitiadas, ni uno solo", indicó De Mistura. "¿Y por qué? Por una cosa: enfrentamientos".
Más tarde, su oficina aclaró que algunos convoyes de la organización han logrado llegar a zonas sitiadas de difícil acceso y otras áreas en julio, pero no lo han logrado en lo que va de agosto.