Nueva York. AFP. Un promedio de 5.000 personas muere cada mes en la guerra que azota a Siria desde marzo del 2011 y que ha provocado la peor crisis de refugiados desde el genocidio en Ruanda (1994), afirmaron ayer altos funcionarios de las Naciones Unidas.
“La actual cifra extremadamente alta de muertes, aproximadamente 5.000 por mes, demuestra el drástico agravamiento del conflicto”, afirmó el subsecretario general de la ONU para los Derechos Humanos, Ivan Simanovic, durante una reunión del Consejo de Seguridad sobre la guerra en Siria .
El alto comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur), Antonio Guterres, y la jefa de Operaciones Humanitarias de la ONU, Valerie Amos, urgieron al Consejo de Seguridad a impulsar una amplia colaboración de la comunidad internacional para aliviar la situación de los refugiados y de los sirios que permanecen en el país.
Cerca de 1,8 millones de personas se han refugiado en los países vecinos a Siria, mientras que una media de 6.000 ciudadanos huye del país cada día, dijo Guterres.
“No hemos visto un flujo de refugiados que se acelerara a un ritmo tan aterrador desde el genocidio en Ruanda hace casi 20 años”, sostuvo Guterres. “Esta crisis se ha prolongado mucho más de lo que se podía temer, con insoportables consecuencias humanitarias”, explicó el jefe del Acnur.
La aceptación de refugiados en Líbano, Irak, Jordania y otros países “está salvando a cientos de miles de vidas”, afirmó Guterres.
Por su parte, Amos expresó que la comunidad internacional debe considerar la posibilidad de realizar operaciones transfronterizas a fin de hacer llegar la ayuda, tras señalar que todavía se necesitan 3.100 millones de dólares para operaciones en Siria y en países vecinos para el resto del año.
La jefa de Operaciones de la ONU dijo que cuatro millones de personas necesitan ayuda en Siria, donde se han impuesto “considerables restricciones” a las agencias de socorro por parte del Gobierno y de grupos de oposición. Amos se refirió a la situación en la ciudad vieja de Homs, donde el Gobierno fortaleció el asedio durante el último mes. La ONU estima que unos 2.500 civiles quedaron atrapados allí.