El predicador islámico, que vive retirado en un pequeño pueblo en las montañas del Pocono, en Pensilvania, fue acusado el viernes por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de estar detrás de la intentona.
“Como alguien que sufrió bajo múltiples golpes militares durante las últimas cinco décadas, resulta especialmente insultante ser acusado de tener alguna relación con este intento. Niego categóricamente tales acusaciones”, dijo Gülen en un breve comunicado.
Gülen, de 75 años, fue un estrecho aliado de Erdogan, pero la amistad se rompió en los últimos años, cuando Erdogan comenzó a ver con suspicacia la poderosa influencia de Hizmat, el movimiento de Gülen, en la sociedad turca, incluyendo los medios de comunicación, la Policía y el Poder Judicial.
La lucha por el poder entre ambos se agravó a finales de 2013, después de que funcionarios judiciales aparentemente cercanos a Gülen presentaron cargos de corrupción contra gente del círculo más cercano de Erdogan, como su hijo Bilal.
Como respuesta, Erdogan lanzó una serie de contraataques: expulsó a cientos de oficiales del Ejército; cerró escuelas gestionadas por el Hizmet y despidió a cientos de agentes de policía y estrechó el cerco contra medios de comunicación.
En una excepcional entrevista al diario The New York Times, este sábado, Gülen sugirió que era “posible” que el golpe haya sido orquestado por Erdogan.