París
El acuerdo nuclear iraní proporcionará al régimen de Teherán el reconocimiento internacional que anhela desde 1979 pero, lejos de aplacar los ánimos, amenaza con atizar las tensiones con sus vecinos del Golfo.
"Más que de la legitimidad, es un reconocimiento de la honorabilidad de la República Islámica, sobre todo de Estados Unidos", dice Denis Bauchard, del Instituto francés de Relaciones Internacionales (IFRI) en París.
"Esto quiere decir que Irán va a salir de su aislamiento, dejará de verse sometido a sanciones, no será ya el 'eje del mal' que evocaron los estadounidenses", agregó.
Al igual que Cuba, la República Islámica dejará de formar parte de los regímenes repudiados por Washington.
Al reintegrar la comunidad internacional, el país volverá a ser un mercado de primer plano, muy codiciado por las empresas occidentales. "Los europeos miran al mercado iraní que se abre, donde todo está por construir", dice Hasni Abidi, director del Centro de Estudios y de Investigación sobre el Mundo Árabe y Mediterráneo (Cermam) en Ginebra.
A cambio de que ponga fin a su programa nuclear, Teherán se beneficiará de una suspensión de las sanciones bancarias y petroleras que asfixian su economía desde hace años, lo que significa la disponibilidad de golpe de 50.000 a 100.000 millones de dólares que pueden contribuir a financiar su intervencionismo en la región.
"Los iraníes necesitan este acuerdo para la supervivencia del régimen (un compromiso entre reformadores, conservadores y una población extenuada por las sanciones), pero también para dar alas a un Irán cada vez mas ambicioso", dice Hasni Abidi.
Muchos, con las monarquías sunitas del Golfo en cabeza, recelan de que Teherán aproveche este nuevo impulso para seguir avanzando sus peones en Oriente Medio, donde apoya al régimen de Damasco y a las comunidades chiitas, desde Bahréin a Yemen, pasando por el Hezbolá libanés.
"El gran interrogante es saber si el acuerdo nuclear va a ser o no un factor de moderación para Irán en la región", aduce un responsable francés que pide el anonimato.
Para Simond de Galbert, experto asociado del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS) de Washington, la idea de que Irán pueda utilizar el maná financiero esperado para desestabilizar a sus vecinos es una "caricatura".
Teherán ha extendido su influencia en la región debido a la debilidad de sus vecinos, argumenta este experto francés que trabaja en el dossier nuclear iraní. El Estado sirio se ha desmoronado, Irak no logra garantizar su propia seguridad ante la irrupción del grupo sunita Estado Islámico (EI).
Irán se considera desde siempre como una gran civilización y una gran potencia en la región, rodeada por vecinos hostiles, subrayan algunos expertos.
"No va a renunciar a una política exterior en la línea de la del sah, una política de influencia", destinada a garantizar la seguridad, predice Bauchard.
"La retórica dura con Israel va a proseguir, al igual que la política de influencia, o incluso la instauración de un protectorado en Irak con la presencia de los Guardianes de la Revolución de la brigadas Qods", predice también el antiguo embajador.
"Irán también va a seguir queriendo aparecer como el cabecilla del 'frente del rechazo' contra el 'imperialismo estadounidense'", según él.
Al final, el acuerdo, que al alejar la perspectiva de una bomba atómica iraní, debería haber tranquilizado a sus vecinos y cortar de raíz el riesgo de proliferación nuclear en la región, paradójicamente podría contribuir a aumentar la presión.
Todo dependerá de la reacción de Arabia Saudí que por el momento ha optado más bien por una línea dura, sobre todo, porque no confía del todo en Estados Unidos para garantizar la seguridad.
En el terreno, las convergencias se perfilan ya entre Irán y Estados Unidos, que combaten al mismo enemigo en Siria y en Irak, el grupo Estado Islámico, convertido en el mayor desafío en la región.
"Estamos lejos del 'gran toma y daca' que algunos esperaban y que otros temían", dice no obstante Denis Bauchard, recordando que Irán sigue figurando en la lista de Washington de Estados terroristas.
La aplicación del acuerdo -- suspensión de las sanciones y control de los sitios sensibles iraníes -- puede ser "bastante laboriosa" y provocar "roces" futuros, vaticina.