Saná
La poderosa milicia chiita hutí, que intenta extender su presencia e influencia en Yemen, sigue presente en la capital pese a pactar un día antes con el presidente yemení su retirada de Saná a cambio de importantes concesiones políticas.
A pesar del acuerdo concluido con el presidente Abd Rabo Mansur Hadi, que incluía su retirada de varios sectores de la capital y la liberación del jefe de gabinete presidencial, la milicia no se había movido de las calles de Saná.
El presidente y los milicianos acordaron "normalizar" la situación en Saná, donde por lo menos 35 personas murieron y 94 resultaron heridas entre lunes y martes, a cambio de aumentar considerablemente el poder de la milicia en la nueva Constitución.
Pero la tensión era palpable en varios barrios de la capital pese al fin de los combates.
Fuera de Saná, una fuente tribal sunita informaba de que la milicia chiita les había tendido una emboscada en la provincia de Marib, al este de la capital yemení, en la que habían muerto dos hombres sunitas.
El jefe de los hutíes, Abdel Malek al-Huthi, había amenazado el 4 de enero con lanzar una ofensiva sobre esa provincia rica en petróleo y gas, que los milicianos ansían desde su conquista de la capital en setiembre.
Pero las tribus de esa región, donde al-Qaeda también está implantada, aseguran que se opondrán por la fuerza y ya han recibido refuerzos de otras tribus igualmente sunitas.
La emboscada, en la que otras seis personas de las tribus sunitas fueron heridas, se produjo en la zona de Nakil al-Watada, en la frontera entre Saná y Marib. La misma fuente mencionó bajas entre los milicianos chiitas, sin poder especificar un número.
En el acuerdo firmado entre la milicia y el dirigente yemení, la situación de seguridad de Marib también fue mencionada.
En el pacto, de nueve puntos, se recomienda confiar a una comisión interministerial la evaluación de la situación en Marib para tomar medidas que disminuyan la tensión en la zona.