Jartum. AFP. Un tribunal de Jartum condenó ayer a morir en la horca a una cristiana sudanesa, de 27 años, por dejar el islam, desoyendo los llamados de países occidentales a favor de la libertad religiosa.
La joven, embarazada de ocho meses, está actualmente detenida con su hijo de 20 meses, aseguró Amnistía Internacional (AI), que pide su liberación inmediata.
“Le dimos tres días para abjurar de su fe, pero usted ha insistido en no volver al islam. La condeno a la pena de muerte en la horca”, declaró el juez Abas Mohamed al Jalifa, dirigiéndose a la mujer por el apellido de su padre musulmán.
Meriam Yahia Ibrahim Ishag también fue condenada a 100 latigazos por adulterio.
La joven permaneció impasible al conocer el veredicto.
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Una imagen tomada el 6 de octubre 2013 muestra a gente caminando por el palacio de Justicia en el distrito Haj Yousef, en Jartum. | AFP. (-)
“Soy cristiana y nunca he cometido apostasía”, afirmó la mujer.
Unas 50 personas se manifestaron contra la sentencia.
“No a la ejecución de Meriam”, “Los derechos religiosos son un derecho constitucional” se leía en las pancartas de los protestantes.
Indignación. Un manifestante afirmó que continuarán su movimiento de protesta con sentadas hasta que la joven sea liberada.
Un centenar de personas se desplazaron hasta el tribunal para escuchar el veredicto, sobre todo diplomáticos acreditados en Sudán.
El martes, las embajadas de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Holanda se declararon muy preocupadas por este caso.
“Hacemos un llamado al Gobierno de Sudán para que respete el derecho a la libertad de religión, y en particular el derecho de cambiar de fe o de creencia”, escribieron en un comunicado conjunto.
Dicho derecho aparece en la Constitución sudanesa del 2005, y en los textos internacionales de defensa de los derechos humanos, añadieron las embajadas, que piden a las autoridades que traten el caso con compasión.
Según Amnistía Internacional, Ishag fue criada en el cristianismo ortodoxo, la religión de su madre, dado que su padre, musulmán, estuvo ausente durante su infancia. Más adelante, la joven se casó con un cristiano de Sudán del Sur.
La ley islámica en Sudán estipula que una mujer musulmana no puede contraer nupcias con un hombre de otra religión.