Saná
El presidente de Yemen, Abd Rabo Mansur Hadi, dimitió, pero el parlamento se negó a aceptar su renuncia y se reunirá el viernes para examinar la crisis política, según fuentes oficiales.
"El parlamento (...) se negó a aceptar la renuncia del presidente y decidió celebrar una reunión extraordinaria en la mañana del viernes", declaró a la AFP un alto funcionario, solicitando permanecer en el anonimato.
Asesores de Hadi, un importante aliado de Estados Unidos en la lucha contra al-Qaeda, habían anunciado su dimisión este jueves, poco después de que se diera a conocer la renuncia del gobierno de Jaled Bahah (primer ministro), cuestionado por los milicianos chiitas de Ansarualá.
El portavoz del gobierno calificó esta renuncia de "irrevocable".
En su carta de renuncia, que la AFP pudo consultar, Bahah afirma que "no quiere que se considere responsables de lo que ocurre y ocurrirá en Yemen" a los miembros de su gabinete, estimando haber hecho la posible para servir a su país desde su nombramiento el 7 de noviembre.
"Pero la situación ha cambiado (...) y hemos decidido mantenerlos al margen de las aventuras políticas que no respetan ninguna ley", agregó.
Bahah, abandonó el miércoles la residencia del centro de Saná, donde estaba bloqueado desde hace dos días por milicias chiitas, tras negociar su salida, indicó un portavoz del gobierno.
La poderosa milicia chiita de los hutíes, que intenta extender su presencia e influencia en Yemen , seguía presente en la capital el jueves pese a pactar un día antes con el presidente yemení su retirada de Saná a cambio de importantes concesiones políticas.
A pesar del acuerdo concluido con el presidente, que incluía su retirada de varios sectores de la capital, la milicia no se había movido de las calles de Saná.
El presidente y los milicianos acordaron el miércoles "normalizar" la situación en Saná, donde por lo menos 35 personas murieron y 94 resultaron heridas entre lunes y martes, a cambio de aumentar considerablemente el poder de la milicia en la nueva Constitución.