Alepo, Siria
Rusia anunció este domingo que se llevaban a cabo negociaciones para cesar las hostilidades en la provincia de Alepo (norte), el día en que el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, llegaba a Ginebra para intentar salvar la tregua en Siria.
Tras los bombardeos durante la noche, perpetrados tanto por el régimen como por los rebeldes, los habitantes de Alepo seguían encerrados en sus casas y desconfiaban del leve intervalo entre ataques del domingo por la mañana.
Decenas de vecinos de las zonas controladas por los rebeldes habían huido el sábado de los intensos ataques aéreos del régimen en la ciudad, la segunda más importante del país y ahora principal campo de batalla de la guerra civil.
Gran aliado del régimen de Bashar al-Asad, Rusia anunció el domingo que se estaban llevando a cabo negociaciones para conseguir detener los combates en la provincia de Alepo, tras los llamados de Estados Unidos a detener los bombardeos contra la capital de la provincia.
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"Se están llevando a cabo negociaciones para establecer un 'régimen de silencio' en la provincia de Alepo", dijo el general Serguéi Kuralenko, jefe del centro ruso para la reconciliación de las partes en conflicto en Siria, citado por las agencias rusas.
Un día antes, Moscú insistía en que no pediría al régimen el cese de bombardeos contra Alepo, argumentando que se trata de "una lucha contra la amenaza terrorista".
Alepo, dividida en zonas controladas por los rebeldes y zonas en manos del régimen, está devastada tras los ataques aéreos y de artillería pesada de estos últimos nueve días, en los que han muertos 253 civiles, entre ellos 49 niños, según la oenegé Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
La mayoría murieron en los bombardeos del régimen, que utiliza mortíferos barriles explosivos, según las organizaciones de derechos humanos.
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Desde el Vaticano, el Papa expresó este domingo su "profundo dolor" frente a los combates en Alepo y exhortó a todas las partes implicadas en el conflicto a respetar el alto el fuego.
Con las negociaciones de paz que penden de un hilo tras las constantes violaciones de la tregua en vigor desde el 27 de febrero, John Kerry viajará a Ginebra para reunirse con el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, y sus homólogos saudí, Adel al Jubeir, y jordano, Naser Judeh. Con ellos abordará el alto el fuego y la transición política de un país destrozado por una guerra que ha causado más de 270.000 muertos desde 2011.
El alto el fuego, auspiciado por Washington y Moscú, que respaldan bandos opuestos en el conflicto, saltó por los aires tras los sangrientos bombardeos que el régimen de Bashar al-Asad lleva a cabo contra Alepo desde el 22 de abril.
Antes de llegar a Ginebra, el jefe de la diplomacia estadounidense mantuvo el viernes y el sábado conversaciones telefónicas con De Mistura y con el coordinador de la oposición siria, Riad Hijab, a quienes expresó que "el fin de la violencia en Alepo y el retorno a un cese duradero (de las hostilidades) son la primera de las prioridades".
Destrucción. El sábado, unos 30 bombardeos del régimen cayeron sobre los barrios rebeldes y causaron diez muertos, entre ellos dos niños, según la defensa civil. Decenas de familias huían, algunas se refugiaban en zonas más seguras, otras abandonaban la ciudad por la carretera del Castello, la única salida posible, muy peligrosa por el riesgo de emboscadas.
El régimen de al-Asad se ensaña contra Alepo porque "quiere provocar el éxodo de sus habitantes en vista de una ofensiva militar", estima el OSDH.
Como reacción a la tragedia de Alepo, la etiqueta "AleppoIsburning" fue difundida de forma masiva en las redes sociales para hacer una llamado de solidaridad en varios países del 30 de abril al 7 de mayo.
Para Anas al Abdeh, jefe del Alto Comité de Negociaciones (ACN), que reúne a la oposición en el exilio, las posibilidades de llegar a una solución política están en peligro a menos que la comunidad internacional presione al régimen para que cese los bombardeos contra Alepo.
"Al régimen no le interesa ni una solución política ni el cese de las hostilidades", declaró en Estambul, estimando que le tocaba a Estados Unidos intentar salvar el proceso de paz en Ginebra.