Jerusalén y El Cairo. EFE. La explanada de las Mezquitas de Jerusalén volvió a ser escenario de tensión entre fuerzas de seguridad israelíes y manifestantes palestinos , horas antes del inicio del Año Nuevo judío.
Los hechos se produjeron cuando efectivos antidisturbios de la Policía israelí irrumpieron en el recinto sagrado y fueron recibidos con piedras, bengalas y fuegos de artificio lanzados por grupos de palestinos que se habían atrincherado en la mezquita de Al-Aqsa , tercera en la jerarquía islámica.
Las fuerzas israelíes respondieron con gases lacrimógenos, granadas de estruendo y balas recubiertas de caucho, lo que causó al menos un centenar de heridos, en su mayoría con síntomas de asfixia.
La Media Luna Roja (equivalente a la Cruz Roja), cifró en al menos 110 las personas que requirieron asistencia médica como consecuencia del ingreso de las fuerzas policiales israelíes en el recinto sagrado.
La Policía alegó que sus fuerzas entraron tras recibir asesoramiento de los organismos de inteligencia que advirtieron de que grupos de palestinos se preparaban para causar desórdenes.
Un grupo de diputados árabes de Israel, liderados por Ahmed Tibi, visitó el lugar horas después, donde se desencadenó otro altercado, en esta ocasión a voces, con la Policía israelí.
“Hoy es un día negro en la historia de Al-Aqsa”, se quejó el jeque Azam Jatib, director del Wakf Islámico (organismo que gestiona el patrimonio musulmán en la Explanada), el cual adujo que Israel prohibió el ingreso de fieles musulmanes.
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Otras reacciones. El desacuerdo por la acción policial también lo manifestó el Gobierno de Egipto.
En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores condenó el asalto de las tropas de ocupación israelíes, que se produjo después del rezo musulmán del alba y horas antes del inicio de la celebración del Año Nuevo judío (Rosh Hashan).
Egipto calificó de “inaceptable” la agresión a los santuarios del islam y recalcó que la mezquita de Al-Aqsa es el tercer sitio más sagrado para los musulmanes.
Al mismo tiempo, advirtió del “gran peligro de continuar con esta política de violar los santuarios religiosos, porque atiza los sentimientos de ira y destruye los esfuerzos que buscan la reanudación de las negociaciones entre palestinos e israelíes”.
Naciones Unidas, por su parte, mostró su preocupación ante la violencia que desató el hecho.
Su coordinador especial para el proceso de paz en Oriente Medio, Nickolay Mladenov, declaró: “Estoy especialmente preocupado por las provocaciones y la violencia en los sitios sagrados. Los líderes políticos y religiosos tienen la responsabilidad de actuar contra extremistas que socavan el Estado de derecho”.
Además, animó a todos a mantenerse firmes contra la incitación y la violencia, especialmente en estas épocas sensibles.
Mientras el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, condenó con dureza la irrupción de la Policía israelí en esta zona de Jerusalén Este, ocupada por Israel desde 1967 .