Susa, Túnez. AFP. En Susa, Alí Soltani hojea un diario tratando de entender cómo ocurrió el atentado que costó la vida a 38 turistas en un hotel de la región . “Ya no hay esperanza. Es un golpe mortal para el turismo”, se lamenta este comerciante.
Unas 38 personas, entre ellas un gran número de turistas británicos, murieron el viernes asesinadas por un estudiante.
La matanza, reivindicada por el grupo Estado Islámico (EI), ha generado gran impacto en los tunecinos y hace temer a los habitantes de Susa, gran ciudad turística del centroeste del país, que se avecinen años difíciles para este sector vital de la economía tunecina , que da empleo a 400.000 personas.
“Todavía no asimilo lo que pasó ayer”, confiesa Soltani. “Es más que una catástrofe, ya no hay esperanza para los próximos años”, agregó.
“Ya no tengo ganas de trabajar. Desde ayer, nos miramos como estúpidos sin poder hacer nada. ¡No estamos acostumbrados a estas matanzas!”, afirmó Kamel Ben Sadok, un artesano.
Muchos ciudadanos dicen comprender que los turistas eviten Túnez durante un tiempo.
“En su lugar, yo no pondría los pies en Túnez en esta época. Es normal que se marchen”, aduce Imed Triki, otro comerciante.
A su juicio, lo que ocurre en Túnez es “el resultado de una situación caótica en todos los sectores desde la revolución” que se dio en enero del 2011.
A pesar del atentado del viernes, decenas de tunecinos disfrutaban el sábado del mar y la playa en la zona turística de El Kantaoui, aunque no se veía ningún extranjero entre ellos.