Beirut. AFP. El avance de las tropas del Gobierno sirio, que dejaba cada vez más sitiados a los rebeldes en Alepo, llevó a 30.000 personas a huir a la frontera con Turquía, que pidió ayuda a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para enfrentar la crisis migratoria.
El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, y la canciller alemana, Ángela Merkel, pidieron la ayuda de la OTAN para frenar el flujo de migrantes que siguen llegando a Europa, mientras 30.000 sirios continuaban bloqueados en la frontera con Turquía.
“Vamos a aprovechar el encuentro de los ministros de Defensa de la OTAN”, el miércoles y jueves en Bruselas, “para hablar de las posibilidades y sobre en qué medida puede la OTAN ayudar a supervisar el mar, en apoyo al trabajo de Frontex y de los guardacostas turcos”, declaró Merkel, de visita en Ankara.
Turquía y Alemania, que en el 2015 recibieron a más de un millón de migrantes principalmente sirios, afganos e iraquíes, han acordado “cooperar mejor”, reiteró este lunes el primer ministro Davutoglu.
Turquía y la UE firmaron a fines de noviembre un “plan de acción” que prevé una ayuda europea de 3.000 millones de euros a las autoridades turcas, que, a cambio, deben controlar mejor sus fronteras y luchar contra los traficantes de personas.
Travesía. Actualmente, cientos de refugiados se aventuran cada día desde las costas turcas para alcanzar las islas griegas del Egeo oriental y desde allí continuar hacia Europa central y del norte.
La travesía es sumamente peligrosa y este lunes al menos 27 personas, entre ellas 11 niños, murieron en un nuevo naufragio frente a las costas turcas, indicó la agencia Dogan.
Según datos publicados por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur), unos 68.000 migrantes lograron entrar en Grecia desde Turquía en lo que va de este año.
Por su lado, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reporta 284 muertos en esa ruta desde el 1.° de enero.
Mientras, la presión de la UE a Turquía para que abra sus puertas a los desplazados de Alepo ha irritado a los dirigentes turcos.
“Ustedes le piden a Turquía que contenga el flujo de refugiados hacia sus países, y ahora nos piden que abramos de par en par nuestras fronteras a los refugiados. ¿Nos toman por idiotas?”, dijo indignado este lunes el viceprimer ministro turco, Yalçin Akdogan.
Una semana después de iniciarse una ofensiva del régimen sirio en la provincia de Alepo, con apoyo aéreo ruso, unas 30.000 personas esperaban este lunes ante el puesto fronterizo turco de Öncüpinar, indicó Davutoglu.
Otro viceprimer ministro turco, Numan Kurtulmus, dijo que su país teme que los combates en Alepo provoquen una nueva ola de hasta 600.000 desplazados, cuando el país ya alberga a 2,7 millones de refugiados sirios .
Los desplazados, en buena medida mujeres y niños, seguían esperando en la frontera en condiciones muy precarias.
“Tenemos hambre y frío. La gente duerme en la calle”, contó este lunes Mohamad Rahma, de 15 años, quien fue autorizado a entrar en Turquía tras resultar herido en los ojos en un bombardeo ruso en la ciudad de Azaz.
“La situación es terrible. Lo están pasando mal con el frío”, manifestó el turco Necati Yildiz, quien tiene una hija bloqueada en Bab al-Salama.
Las tropas del régimen sirio, ayudadas por los bombardeos aéreos rusos, avanzaron este lunes por el norte de la provincia de Alepo. Ahora se dirigen a la ciudad rebelde de Tall Rifaat, a unos 20 kilómetros de la frontera turca, indicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) .
La batalla de Alepo podría marcar un giro en el conflicto sirio, que en marzo cumplirá cinco años. La caída de la segunda mayor ciudad del país, dividida desdel 2012, supondría un duro golpe para los rebeldes “moderados”, que ya están teniendo dificultades en otros frentes.