Port El Kantaoui, Kuwait y Saint-Quentin-Fallavier. AFP y AP. Tres ataques del grupo Estado Islámico (EI) en Túnez, Kuwait y Francia dejaron este viernes unas 66 personas fallecidas. Los atentados simultáneos se dirigieron contra los habituales objetivos yihadistas: un país musulmán, fieles chiitas y Europa.
En la estación balnearia de Susa , en el hotel de una cadena española al este de Túnez, un estudiante tunecino [[BEGIN:INLINEREF LNCVID20150626_0010]]perpetró el peor atentado[[END:INLINEREF]] de la historia reciente del país, que dejó cerca de 39 muertos.
El grupo extremista reivindicó el atentado en un comunicado difundido por cuentas yihadistas en Twitter.
“El soldado Abu Yahya-al Qayrawani logró su objetivo en el hotel Imperial”, al matar a unas 39 personas, “la mayoría, sujetos de Estados de la alianza cruzada que combate el Estado del califato”, señaló el texto.
Desde la Primavera Árabe, que se inició en Túnez en el 2011, el país afronta una creciente amenaza yihadista, que ataca principalmente el turismo, un sector vital que representa más cerca del 7% del producto interno bruto y genera casi 400.000 empleos directos e indirectos.
El 18 de marzo, murieron 21 turistas y un policía en otro ataque en el Museo Nacional del Bardo .
Según el Ministerio de Salud tunecino, otras 39 personas, en su mayoría inglesas, alemanas, belgas y noruegas resultaron heridas en el atentado perpetrado en el hotel Riu Imperial Marhaba, en Port el-Kantaui, a 140 kilómetros de la capital de Túnez.
Simultáneos. La ofensiva coincide con una oleada de atentados registrados este viernes, en Kuwait, donde [[BEGIN:INLINEREF LNCVID20150626_0011]]murieron 27 personas[[END:INLINEREF]] en un ataque reivindicado por el grupo que opera sobre todo en Siria e Irak, y en Francia, donde una persona fue decapitada.
En el caso de Kuwait, el EI, que considera a los chiitas como herejes, reivindicó rápidamente el atentado perpetrado durante la oración del viernes en la mezquita Al-Imam al-Sadeq .
La semana pasada, el vocero oficial del grupo radical pidió a los musulmanes del mundo entero que emprendieran la guerra santa durante el Ramadán, que comenzó el 17 de junio, para convertirlo en “un mes de desgracia para los infieles”.
Mientras tanto, en Francia seis meses después de los sangrientos atentados de París , un jefe de empresa [[BEGIN:INLINEREF LNCVID20150626_0012]]murió decapitado[[END:INLINEREF]] este viernes en un atentado yihadista. Es la primera vez que se produce tal situación en Francia en un ataque terrorista, aunque se trata de una práctica frecuente del EI en Siria e Irak.
Por su parte, Estados Unidos condenó “con la mayor contundencia los odiosos ataques terroristas”, aunque se cuidó de relacionarlos como una operación coordinada.
Dignatarios musulmanes denunciaron los atentados perpetrados este viernes Túnez, Kuwait y en Francia, con saldo de unos 60 muertos entre turistas y fieles chiitas.
También Al-Azhar, prestigiosa institución del islam sunita, con sede en Egipto, consideró que el ataque que mató al menos a 38 personas en la ciudad balnearia tunecina de Sousa, fue una “violación de todos los valores religiosos y humanitarios”.
Al-Azhar, uno de los más antiguos centros de saber del islam sunita, denunció también el ataque en Francia en el que un hombre fue decapitado.