El Aroub, Cisjordania
Un complejo que alberga varios edificios que pertenecían a la iglesia presbiteriana está en el centro de la polémica tras conocerse que fue adquirido con el objetivo velado de convertirlo en un nuevo asentamiento judío.
Situado entre los distritos cisjordanos de Belén y Hebrón, ocupados por Israel en 1967, el complejo abarca 3,8 hectáreas e incluye ocho edificios, dos de ellos centrales que sirvieron como un hospital de tuberculosos en su origen a mediados del siglo pasado, y posteriormente atendió a enfermos de la zona hasta caer en desuso.
En apariencia, el marco de este asentamiento incipiente es idílico, pues pese a su difícil acceso, el entorno es el propio de los sanatorios de antaño, rodeado por campos de cultivo que cosechan palestinos de las aldeas vecinas como Beit Umar y Beit Fayar, o el campo de refugiados de El Aroub.
Además, está enclavado no lejos de otras colonias judías de Gush Etzion, uno de los grandes bloques de asentamientos que el Gobierno israelí aspira a continuar controlando en un acuerdo que ponga fin al conflicto con los palestinos.
Tras unos muros de piedra y una verja de alambrada de espinos, al parecer recientemente colocada, el recinto puede dar cabida a hasta 20 familias y alberga viñas y frutales que se yerguen primorosamente cuidados por una familia palestina que ha permanecido en el lugar como custodia.
Tanto el diario Haaretz, que informó del caso, como la organización israelí Paz Ahora señalan que ni siquiera los inquilinos han visto a un sólo colono involucrado en la compra o tenían conocimiento de por qué se había comenzado a renovar varias estructuras.
Nader Samara, un palestino que trabaja allí, relata que las obras de rehabilitación comenzaron cinco meses atrás y que han cesado.
"No sabemos por qué. Lo que sabemos es que quieren abrir el hostal en los dos (grandes) edificios" explica, parco en palabras, este joven encargado que ha vivido toda su vida en el establecimiento, que también fue un hostal hasta el año 2000.
Desconoce la orden judicial dictada para que cesen las obras por la Administración Civil, organismo militar israelí que gestiona los asuntos civiles en los territorios ocupados, pues al parecer, no tenían permisos de construcción.
Las denuncias apuntan a que un poderoso grupo procolono con capital financiado por el magnate estadounidense Irvin Moskowitz y que impulsa la adquisición de propiedades palestinas, sobre todo en Jerusalén, ha dado un nuevo giro de tuerca y ha comprado la propiedad a través de un complejo y secreto entramado, con el objetivo de convertir el antiguo hospital en una hospedería para turistas.
La Iglesia Presbiteriana vendió el inmueble a una corporación sueca creada por un matrimonio cristiano conocido por su defensa de Israel, que una vez registrado por la Administración Civil, lo traspasó a la empresa vinculada a Moskowitz, afirma Haaretz.
El alcalde del concejo local de Gush Etzion, Dadvidi Perl, explica que el recinto fue adquirido hace 7 años, pero que sólo conoció la noticia este año y que hace un mes solicitó al Ministerio de Defensa que proceda a su regularización.
"Como autoridad municipal estamos muy contentos de que se convierta en un hostal en un sitio estratégico de Gush Etzion", dijo antes de precisar que acogerá principalmente a judíos y cristianos.
Pero ante esa fachada de complejo turístico, organizaciones y partidos de izquierda israelíes consideran que se trata del nacimiento de un nuevo asentamiento, al igual que sucedió en Hebrón en 2007 con un edificio que finalmente consiguió la rúbrica del ministro de Defensa y es hoy una colonia en toda regla.
"Está en pleno territorio palestino y aunque lo llamen hotel o albergue, se trata de un asentamiento que estará habitado por colonos y tendrá que protegerlo el Ejército israelí", lamenta Jaguit Ofran, especialista en la proliferación de colonias de Paz Ahora
La jefa del partido de izquierdas Meretz, Zehava Galón, ha pedido explicaciones al primer ministro, Benjamín Netanyahu.
"El método de los colonos es crear hechos sobre el terreno y aunque estén involucrados extranjeros la idea es controlar todo el territorio e impedir la continuidad territorial de un estado palestino", censuró.
El laborista Miki Rosenthal condenó lo que consideró "un intento pirata impulsado por millonarios no israelíes que compran propiedades para convertirlas en otra cosa".
Y todo cuando la comunidad internacional presiona a Israel para que reanude el proceso de paz y Netanyahu pide que se fijen los límites de los bloques de asentamientos en Cisjordania.