Ofensivas terrestres contra sus bastiones, lluvia de bombardeos aéreos sobre sus bases, combatientes diezmados: el "califato" del grupo Estado Islámico (EI) ha sufrido en 2016 sus más importantes reveses, pero no deja de ser una amenaza mundial.
Los yihadistas solo mantienen la mitad del territorio que habían conquistado en 2014 en Irak y Siria y registraron sus más duras derrotas ante numerosas fuerzas y países unidos contra ellos.
"Casi tres millones de personas y más de 44.000 km2 de territorio han sido liberados" del dominio del EI en 2016, anunció esta semana el general estadounidense Steve Townsend, quien dirige la coalición antiEI.
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El grupo ultrarradical sunita perdió en particular Faluya, ciudad simbólica en Irak, así como Dabiq, ciudad siria y piedra angular de su mitología. En términos estratégicos, fue echado de Ramadi, capital de la inmensa provincia occidental de al-Anbar en Irak, y de Manbij en Siria, cruciales para la continuidad territorial de su "califato".
También tuvo que abandonar en diciembre Sirte, su bastión en Libia, país desde el que pensaba construir su expansión más allá de Oriente Medio.
Su prioridad es ahora defender Mosul, la gran ciudad del norte iraquí donde su jefe, Abu Bakr al Baghdadi, se autoproclamó "califa" en junio de 2014.
Esta tarea se revela ardua ante el asalto lanzado en octubre por decenas de miles de policías, soldados y milicianos iraquíes, apoyados por los ataques aéreos de la coalición liderada por Estados Unidos. La progresión de estas fuerzas, ya agotadas por dos años y medio de lucha contra el EI, se ha visto enlentecida por explosivos, coches bomba y otros kamikazes dejados en el camino por el EI.
Pero, aunque el calendario es incierto, todo hace presagiar una victoria de las fuerzas iraquíes, que desde hace dos meses avanzan calle por calle en una ciudad en la que siguen apostados francotiradores del EI.
Aún le queda Raqa
Una vez que haya caído Mosul, sólo quedará una gran ciudad en manos del EI: Raqa, en Siria.
La batalla para echar a los yihadistas ya fue lanzada y podría ser la última de este tipo para el EI, explica el especialista en grupos yihadistas Mathieu Guidère. "La pérdida de Raqa significaría el fin del proyecto de la creación de un Estado del EI y dejaría al grupo sin símbolos territoriales para justificar su nombre de EstadoIslámico", afirma.
A pesar de las impresionantes reservas de armas regulares que ha capturado y de su campaña de atrocidades destinadas a sembrar el terror, el EI se encuentra actualmente rodeado.
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Segú el Pentágono, al menos 50.000 de sus combatientes fueron abatidos desde 2014.
A pesar de los resultados obtenidos entre las diferentes fuerzas antiEI, a veces rivales, la situación es complicada, y los yihadistas demuestran, particularmente en Mosul, que no abandonarán fácilmente la partida.
Sus tácticas de guerrilla funcionan y, sobre todo, su reserva de kamikazes parece interminable, una ventaja importante, incluso ante las fuerzas mejor entrenadas y equipadas.
Sembrar el terror
El "califato" maneja también el arte de la "diversión", para agotar a las fuerzas enemigas, pero también para afirmar, al menos mediáticamente, que mantiene la iniciativa. Recientemente lo demostró lanzando un espectacular ataque comando contra la ciudad petrolera de Kirkuk, controlada por los combatientes kurdos en el norte iraquí, o retomando el oasis de Palmira en el centro de Siria que habían recuperado las tropas del régimen de Bashar al-Asad.
"2016 ha sido el año del declive" para el EI, afirma Guidère. Pero, señala, el grupo "conserva una gran influencia porque no se perfila ninguna solución política en el horizonte (...) en particular para los sunitas de Irak y Siria".
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Así, empujado a la clandestinidad y volcado en la insurrección a través de ataques para sembrar el terror, el EI podría convertirse en una amenaza difícil de combatir. El temido regreso de los combatientes extranjeros es también un asunto de preocupación mayor en el exterior, tras los ataques reivindicados o inspirados por el EI en Estados Unidos, Francia y Bélgica.
"El grupo ha preparado el terreno, anticipándose a las derrotas y presentando sus pérdidas de territorio como simples retrocesos temporales en Irak y Siria. También subraya el hecho de que el EI es tanto un estado de espíritu como un Estado que gobierna", afirma en un reciente informe el Soufan Group.