Miranshah, Pakistán
El consejo central de los talibanes paquistaníes estaba reunido el sábado para elegir al sucesor de Hakimulá Mehsud, muerto por el disparo de un drone estadounidense, un nombramiento importante para futuras negociaciones de paz con el gobierno.
Hakimulá Mehsud, un treintañero, fue ascendido a jefe del Tehrik e Talibán Pakistán (TTP) en 2009 tras la muerte de su mentor Baitulá Mehsud.
Mehsud perdió la vida junto a cuatro de sus colaboradores el viernes al ser alcanzado por el disparo de un avión teledirigido (drone) cerca de Miranshah, capital de Waziristán del Norte, epicentro del movimiento yihadista en la región.
El funeral de los cinco hombres tuvo lugar el mismo viernes por la noche y a él asistieron los comandantes y los partidarios del TTP.
El viernes por la noche, la shura de los talibanes, es decir el consejo supremo de la rebelión, comenzó a reunirse en un lugar secreto de las zonas tribales para elegir al sucesor de Mehsud, afirmaron a la AFP fuentes de los talibanes.
Suenan varios nombres para ocupar su puesto como el de Qari Walayat Mehsud, un primo de Hakimulá, Asmatulá Shaheen, jefe del consejo central de los talibanes, Khan Said "Sajna", actual número dos de la rebelión, Azam Tariq, un exportavoz, y el mulá Fazlulá, comandante que había tomado el control del valle del Swat de 2007 a 2009.
"El consejo central escucha las opiniones de todos sus miembros y comandantes de alto rango", declaró a la AFP uno de los jefes de la rebelión que pidió el anonimato.
"La elección podría llevar tiempo porque los miembros de la shura cambian constantemente de lugar de encuentro" debido a los temores de un nuevo ataque, añadió.
En el noroeste de Pakistán, las autoridades anticipan una nueva oleada de atentados en represalia. Los talibanes acusan al gobierno de Islamabad de colaborar en la "guerra" estadounidense "contra el terrorismo".
La muerte de Hakimulá Mehsud se produce en un contexto delicado. El primer ministro, Nawaz Sharif, debía enviar una delegación a las zonas tribales para una toma de contacto con los rebeldes con el fin de entablar negociaciones de paz.
Sharif consiguió recientemente que los grandes partidos del país diesen su acuerdo para negociar con los insurgentes con el objetivo de poner fin a los atentados que causaron miles de muertos desde la creación del TTP en 2007.
"Los ataques de drones siempre han saboteado los esfuerzos para mantener negociaciones de paz", declaró Imran Khan, el carismático jefe del PTI, el partido que dirige el Jíber Pakhtunkhwa, provincia vecina de las zonas tribales. "Esto demuestra que (Estados Unidos) no quiere la paz en Pakistán", dijo.
"El disparo del drone apuntaba a las negociaciones de paz, pero no vamos a dejar morir estas negociaciones", declaró este sábado el ministro paquistaní de Información Pervez Rasheed en rueda de prensa.
"La guerra no hace más que avivar el fuego, nuestro gobierno quiere echar agua a la guerra y al fuego", por eso sigue siendo favorable a un diálogo con los talibanes, dijo.
"El futuro de las negociaciones de paz será difícil, será un desafío porque muchos actores intentan sabotearlas. Pero no debería haber motivos para que pueda con la voluntad del gobierno de avanzar", deseó Jan Achakzai, portavoz de la Jamaat Ulema e Islam (JUI-F), un partido islamista encargado de establecer el vínculo entre los rebeldes y el gobierno.
Las autoridades paquistaníes denunciaron oficialmente el ataque de drone, que juzgan "contraproducente" y consideran un atentado a su soberanía.
Pero, según varios responsables y documentos revelados en los últimos años, Islamabad dio su autorización para algunos de esos polémicos ataques e incluso pidió a Estados Unidos que apuntase a algunos blancos concretos.
"Pakistán juega un doble juego. Por un lado apoya a Estados Unidos y por otro quiere dialogar con nosotros. Dialogaremos con Pakistán cuando los disparos de drones hayan cesado", advirtió Azam Tariq, un comandante de los insurgentes.
Tariq precisó de todos modos que el camino a seguir lo determinará el consejo central de los talibanes.