Washington. AFP . Hillary Clinton mantuvo la calma y el temple frente a los dardos de sus oponentes –sobre todo en política exterior– y asumió su papel de favorita durante el primer debate de las primarias demócratas.
Una veterana de estos escenarios, la exsecretaria de Estado, quien aspira por segunda vez a ser la primera mujer en la Casa Blanca, desvió los golpes de su principal rival, el senador Bernie Sanders , y otros tres aspirantes durante el choque de dos horas en Las Vegas.
“La diplomacia no es lograr una solución perfecta. Es sobre cómo balancear los riesgos”, dijo la exsenadora y ex primera dama, de 67 años.
A Sanders, quien evocó el modelo social de los países escandinavos, le replicó: “No somos Dinamarca. Me encanta Dinamarca; somos Estados Unidos de América”.
“Estuvo inquebrantable. Nadie logró irritarla, por así decirlo”, dijo Timothy Hagle, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Iowa.
El debate, que fue organizado por CNN , mantuvo el ritmo combativo, pero no cedió a los ataques personales que hicieron de las suyas en los duelos del bando republicano.
A diferencia de la más de una docena de aspirantes conservadores, los demócratas presentan un contingente menos numeroso y menos diverso: sin candidatos negros o de origen latino. Una sola coincidencia: una sola mujer en competencia.
El público que asistió al debate en uno de los casinos más grandes de Las Vegas también dedicó algunas carcajadas al momento en el que Sanders dijo que ya estaba bien de “hablar de los malditos correos electrónicos” de Clinton, el punto débil más serio de la favorita , por el momento.
Discusiones. Sanders, de 74 años, el sorpresivo segundo lugar en la contienda, condenó las desigualdades económicas, lanzando su furia contra Wall Street y el “corrupto” sistema de financiamiento electoral que “está socavando” la democracia del país.
También con la inequidad en la mira, Clinton prometió luchar porque los padres puedan decir a sus hijas: “Tú también puedes ser presidenta cuando seas grande”.
Sobre la proliferación de armas nucleares, la exdiplomática dijo que representaba el mayor peligro para la seguridad de Estados Unidos, y condenó al excontratista informático de la inteligencia estadounidense Edward Snowden, al señalar que “debe enfrentar la ley” en su país.
Ante esas fuertes personalidades, el exgobernador de Maryland Martin O’Malley, el exsenador Jim Webb y el exgobernador de Rhode Island Lincoln Chafee, que exhiben índices de popularidad de un dígito, poco pudieron hacer para resaltar.
El problema sobre los 11 millones de migrantes indocumentados dio lugar a una breve discusión y la coincidencia general en la necesidad de una reforma migratoria integral.
A escala nacional, Clinton mantiene la delantera en las encuestas, pero marcha por detrás del senador en Nueva Hampshire y su ventaja es modesta en Iowa , dos estados clave.