Washington
El presidente estadounidense, Donald Trump, advirtió que no permitirá más la inacción de China con respecto a Corea del Norte, después de que el hermético régimen lanzara el viernes un misil balístico intercontinental.
El líder norcoreano Kim Jong-Un dijo tras el ensayo que "todo el territorio continental de Estados Unidos" está a su alcance, incluyendo -según algunos expertos- ciudades como Nueva York.
"No permitiremos que esto continúe. ¡China podría solucionar esto fácilmente!", aseguró.
Trump prometió tomar "todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de Estados Unidos" y proteger a sus aliados en la región.
La ambición norcoreana de convertirse en potencia nuclear está perjudicando la ya de por sí delicada relación entre Washington y Pekín, principal aliado de Pyongyang.
Aunque las autoridades chinas condenaron el lanzamiento porque viola resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, insisten en que el único camino para acercar posiciones es el diálogo.
China y Rusia, responsables de la situación
El jefe de la diplomacia estadounidense, Rex Tillerson, señaló además que China y Rusia son "facilitadores económicos del programa de desarrollo de armas nucleares y misiles balísticos de Corea del Norte", lo que les otorga "la única responsabilidad" por la escalada de tensión.
Como reacción al lanzamiento, Estados Unidos y Corea del Sur llevaron a cabo ejercicios militares utilizando misiles tierra-tierra y discutieron las "opciones de respuesta militar" que pueden emprender si consideran que las amenazas aumentan.
Bombarderos estadounidenses B-1B también participaron en las operaciones, que duraron un poco más de 10 horas, junto a cazas surcoreanos y japoneses.
"Si nos vemos obligados, estamos listos para responder con una fuerza rápida, letal y aplastante en el momento y en el lugar que decidamos", avisó en un comunicado el general Terrence O'Shaughnessy, comandante de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos en el Pacífico.
Corea del Sur anunció de su lado que tiene intención de acelerar el despliegue del sistema de intercepción THAAD (Terminal High Altitude Area Defense), que se compone de seis lanzadores de misiles interceptores.
Dos han sido desplegados tentativamente a 300 kilómetros al sur de Seúl. China argumenta que el despliegue de este sistema "no hará más que complicar estos problemas".
En materia comercial, Estados Unidos afirma que la desequilibrada relación -marcada por un déficit comercial con China de $309.000 millones para el año pasado- se debe a las políticas de Pekín que impiden el acceso a su mercado.
China, por su parte, argumenta que la culpa la tienen en parte las reglas de Washington que restringen las exportaciones estadounidenses de alta tecnología.
Hasta ahora, la estrategia estadounidense, tanto con el gobierno de Trump como el de Barack Obama, no ha dado frutos.
Pese al refuerzo de las sanciones internacionales y a las presiones sobre China, Corea del Norte no abandona su objetivo.
Ensayos
Pyongyang generó una alarma mundial el 4 de julio cuando probó su primer ICBM, que según expertos podría llegar a Alaska, provocando tensiones en la región y enfrentando a Washington, Tokio y Seúl contra China, el último gran aliado de Pyongyang
Varios expertos señalan que el lanzamiento del viernes es mucho más potente.
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Kim Dong-Yub, de la Universidad de Kyungnam, considera que el régimen haber logrado miniaturizar cargas de hasta 750 kg, lo que permitiría a un misil recorrer 10.000 km.
"Teniendo en cuenta la rotación de la Tierra, esto significa que podría llegar no sólo a ciudades del oeste (de Estados Unidos), sino también a Nueva York y Washington", en el este, contó a la AFP.
Japón, uno de los países más expuestos a la amenaza norcoreana, acordó con Tillerson "presionar lo máximo posible" a Pyongyang, con una una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, que hasta ahora ha impuesto seis paquetes de sanciones a Pyongyang, "que incluya medidas severas" y "trabajando sobre China y Rusia".
El misil norcoreano "cayó en nuestra zona económica exclusiva, en el mar de Japón", sin causar daños, declaró el portavoz del primer ministro Shinzo Abe.