Cleveland
Exagerado, impulsivo, polémico y sin experiencia política, Donald Trump parecía no tener ninguna de las cualidades necesarias para ser el candidato del Partido Republicano a la elección presidencial en Estados Unidos.
Sin embargo, al fin de una campaña absolutamente atípica, llena de discursos incendiarios sobre la inseguridad de los estadounidenses, el millonario neoyorquino de 70 años desbancó a otros 16 adversarios en las elecciones primarias.
En el proceso, Trump hizo estallar en pedazos la corrección política y dejó en evidencia a un partido Republicano en carne viva a causa de sus profundas divisiones.
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Esta semana, en la Convención Nacional del Partido Republicano en Cleveland, Trump se convirtió oficialmente en candidato presidencial.
Hasta junio del año pasado, cuando sorprendió a todos al lanzar su candidatura, era conocido por sus emprendimientos inmobiliarios, sus campos de golf y sus casinos, su peinado y sus espectaculares divorcios, además de un programa de televisión donde se hizo célebre por mandar despedir empleados.
En la campaña, el hombre conocido por su ego sobredimensionado, mostró también ser un formidable animal político.
El ahora candidato parece no tener pelos en la lengua, y nada le importa, especialmente cuando ataca a sus adversarios.
Miles y miles de estadounidenses, en su mayoría blancos, se reúnen para deleitarse con sus discursos, en los que arremete contra los políticos tradicionales, contra la prensa, contra la globalización, contra los inmigrantes o contra los musulmanes.
Polémicas Propuestas
Para todos los problemas complejos del mundo, ofrece soluciones simples, como su idea de construir un gigantesco muro en la frontera con México –a ser pagado por los mexicanos, obviamente– para impedir la inmigración clandestina.
Con el mismo impulso, habla de expulsar de Estados Unidos a 11 millones de inmigrantes clandestinos, de hacer retornar al país a empresas estadounidenses que fueron a crear empleos en el extranjero, o de combatir el terrorismo vetando la entrada de musulmanes al país.
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Ante la tensión racial que sacude al país, se presenta como el candidato del "orden público".
Para la algarabía de sus seguidores, Trump se presenta como el salvador de un país que considera moribundo y que se convirtió en el hazmerreír del mundo.
Esos seguidores se sienten inspirados al escucharlo, y desean creer que sabrá resolver todos los problemas del país.
Trump, un millonario que financió su campaña en las elecciones primarias de su propio bolsillo, les parece un hombre incorruptible, comparado a otros candidatos apoyados en una multitud de grupos interesados.
A su alrededor, todo es puro glamour. Sus dos hijas y sus hijos, casi todos metidos de lleno en la campaña, están impecablemente vestidos las 24 horas del día. El candidato habita un departamento triplex, obviamente situado en la Torre Trump, de Nueva York, y se mueve por el país en su avión privado Boeing 757.
Con su ya célebre peinado, Trump tanto fascina como inspira miedo.
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Pero al mismo tiempo, sus declaraciones belicosas y su espontaneidad contrasta abrumadoramente con el discurso de su adversaria, Hillary Clinton, dueña de un discurso estudiado milimétricamente, y eso le ha garantizado una enorme cobertura de televisión.
Trump fue un demócrata hasta 1987, Republicano (1987-1999), luego miembro del Partido Reformista (1999-2001), demócrata nuevamente (2001-2009) para retornar al partido Republicano.
Intereses y trayectoria
Nacido en Nueva York, desde joven fue enviado a una escuela militar para tratar de calmar su temperamento volcánico. Después de realizar estudios sobre comercio, se sumó a la empresa familiar de promoción inmobiliaria.
Según contó más tarde, comenzó su vida empresarial después que su padre le dio "un pequeño préstamo de un millón de dólares".
En 1971 asumió el control de la empresa de su padre. Pero si hasta entonces la empresa construía casas para la clase media, a partir de ese momento prefiere las torres de lujo, los hoteles con casino y campos de golf desde Manhattan a Bombay.
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Aficionado a la lucha libre, en su carrera empresarial ha sido el objetivo de decenas y decenas de procesos judiciales.
Trump se ha casado tres veces: dos modelos y una actriz. Tiene cinco hijos y ocho nietos.
Para conocer los detalles de su programa de gobierno, aún será necesario esperar. "Queremos ser imprevisibles. Debemos ser como jugadores de póker o de ajedrez", dijo recientemente, alegando que pretendía evitar que los enemigos y aliados de Estados Unidos sepan en qué está pensando.