El impulsivo, excesivo y sin experiencia política, Donald Trump es el presidente número 45 de los Estados Unidos.
Con su energía indomable y su ilimitado ego, el magnate republicano de 70 años desafió todos los pronósticos y se impuso a la extremadamente experimentada Hillary Clinton.
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Con discursos corrosivos que bailaron al son de las frustraciones e inseguridades de los estadounidenses en un mundo en mutación, se convirtió en la voz del cambio para millones de ellos.
Antes de lanzar su campaña en junio de 2015, el empresario era sobre todo conocido por su inmensa fortuna, por sus hoteles de lujo, campos de golf y casinos que llevan su nombre, sus divorcios de revista y por ser el animador estrella del reality show "El Aprendiz".
Todo eso lo hizo una cara conocida en los hogares estadounidenses.
Sin embargo, Trump demostró ser un formidable animal político, el millonario héroe improbable de la clase trabajadora, prometió "devolver a Estados Unidos su grandeza".
Durante la campaña, se atrevió a decir de todo, realmente de todo. Denunció un sistema político "manipulado", acusó a funcionarios de "corruptos" y se defendió de sus múltiples escándalos, que abracaron desde la evasión de impuestos hasta el ataque sexual a mujeres.
Trump ofreció soluciones simples a problemas complejos: para detener la inmigración clandestina quiere construir un muro en la frontera mexicana, pagado por México. Habla de expulsar a los 11 millones de indocumentados, en su mayoría latinoamericanos. Y promete devolver empleos a Estados Unidos renegociando acuerdos comerciales internacionales.
Para prevenir ataques, defiende la prohibición de entrada al país de inmigrantes provenientes de naciones con "una historia probada de terrorismo", luego de haber dicho que rechazaría a todos los musulmanes.
Vida privada
Al margen de su perfil político, su vida privada está envuelta en lujos. Su esposa Melania, una exmodelo eslovena de 46 años, se ocupa de criar a Barron, el hijo de ambos que ahora tiene 10 años, lejos de los focos y la atención pública.
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La pareja vive en un penthouse triple en la cúspide la torre Trump en Manhattan y se desplaza en un Boeing 757 privado, con su apellido estampado en letras gigantes.
Sus hijos mayores, Ivanka, Donald Jr, Eric y Tiffany, son sus principales pilares. Todos se involucraron al máximo en la campaña de su padre.
Con su característica tenue y rubia melena, impecablemente vestido, el nuevo presidente norteamericano fascina y horroriza a la vez.
Miente tanto y sobre tantos temas, que los verificadores de hechos perdieron la cuenta.
Cuando una decena de mujeres lo acusaron de besos robados y gestos sexuales inapropiados, las tachó a todas de mentirosas.
No es precisamente un ideólogo: fue demócrata hasta 1987, luego republicano (1987-1999), miembro del partido de la Reforma (1999-2001), demócrata otra vez (2001-2009) y nuevamente republicano.
Negocios
Nacido en Nueva York, es el cuarto de cinco hijos de un promotor inmobiliario neoyorquino. Temprano fue enviado a una escuela militar para intentar calmar su temperamento volcánico.
Tras estudiar negocios, se unió a la empresa familiar. Su padre lo ayudó con lo que Trump denominó "un pequeño préstamos de un millón de dólares".
Tomó el control del negocio familiar en 1971 e impuso su sello. Si su padre construía apartamentos para la clase media, él prefirió las torres de lujo, los hoteles-casinos y los campos de golf, de Manhattan a Bombay.
Además, es un apasionado del espectáculo: le encanta la lucha libre y hasta 2015 fue copropietario de los concursos Miss Universo y Miss USA. De 2004 a 2015 animó "El Aprendiz", programa que fue seguido por decenas de millones de telespectadores.
En su carrera, promovió y fue objeto de decenas de demandas civiles liadas a sus negocios. Se negó a publicar sus declaraciones de impuestos —una tradición para los candidatos a la Casa Blanca — y reconoció a regañadientes que no había pagado impuestos federales durante años, tras haber declarado una pérdida colosal de $916 millones en 1995.
"Eso me hace una persona inteligente", dijo.
Trump dice que tiene un programa "fenomenal" para sus primeros 100 días, pero pocos le creen.