Pittsburgh, EE. UU.
Hillary Clinton y Donald Trump se lanzaron este viernes en un frenético recorrido por un puñado de estados para movilizar y convencer a los últimos indecisos de las reñidas presidenciales del martes en Estados Unidos.
A cuatro días de la elección, la exsecretaria de Estado contaba con una leve ventaja en las encuestas, pero la polémica que sigue rodeando a sus correos electrónicos ha dado un necesitado impulso al magnate inmobiliario, que desde hace 16 meses rompe todos los pronósticos.
"¿Cómo puede Hillary manejar este país cuando ni siquiera puede manejar sus correos?", se preguntó Trump en Nuevo Hampshire, un estado disputado, llamando a Clinton un "ángel" protegido por la clase política y la justicia.
De llegar a la Casa Blanca, la demócrata "probablemente estará por mucho tiempo bajo investigación, que concluirá en un juicio", afirmó el aspirante republicano, quien remontó la cuesta y logró colocarse 1,5 puntos por delante de la candidata demócrata en ese estado del noreste.
El promedio de encuestas nacionales da a Clinton 45,3% de las intenciones de voto frente a 42,7% para Trump, según el sitio Real Clear Politics: un final de suspenso para una campaña plagada de acusaciones e invectivas y carente de un serio debate político.
Mientras el impetuoso Trump tempera su discurso y se muestra más disciplinado, la experimentada pero a veces acartonada Clinton se rodea de celebridades, en un urgente clamor a la movilización del voto joven y negro, integrante primordial de su base de apoyo.
La aspirante demócrata cerraría la jornada del viernes en compañía de la nobleza del pop, cuando el rapero Jay Z y su esposa, la "reina" Beyoncé, ofrecieran un concierto de tintes partidistas en Cleveland, en el disputado estado de Ohio (norte).
Pero, antes, pidió a sus seguidores en Pensilvania (este) imaginar una posible presidencia de Trump, tachando al magnate como un intolerante de "piel sensible" que ataca a las mujeres y las minorías, y fulmina a sus críticos.
"La opción no puede ser más clara", expresó Clinton ante unos 2.500 seguidores en Pittsburgh. "¿Vamos a construir un Estados Unidos más fuerte y más justo o vamos a tener miedo unos de los otros y del futuro?".
Lucha cerradísima. Clinton y Trump luchaban codo a codo en Ohio y Pensilvania, que junto a Michigan (norte) -donde más tarde la demócrata visitó su principal ciudad, Detroit- constituyen el antiguo centro industrial de Estados Unidos y son clave en esta elección marcada por el iracundo desencanto de las clases trabajadoras ante el status quo.
Clinton aceleró su campaña el viernes en los estados cruciales tratando de estimular a sus partidarios en el sector femenino y entre las minorías para concretar una victoria presidencial que sería histórica, mientras que su contricante viajó a ciudades pequeñas de la nación para animar a su favor a los votantes blancos de clase trabajadora, quienes, insiste, lo llevarán a la presidencia.
Con su nada sencilla promesa de repatriar las fábricas que se fueron a China y México, Trump espera arrancar algunas victorias en esos estados muy poblados para pavimentar su camino a la Casa Blanca.
El empresario neoyorquino, de 70 años. realizó otro mitin en Wilmington, Ohio, antes de viajar a Hershey, Pensilvania.
Trump comenzó el día en Atkinson, Nuevo Hampshire, donde casi 98% de sus 6.800 habitantes son blancos no hispanos, según la Oficina del Censo de Estados Unidos. De ahí, se dirigió a Wilmington, otro poblado mayoritariamente de raza blanca donde solo 13% de los residentes tienen un título universitario.
Hablando a más de 3.200 kilómetros de la frontera mexicana, Trump recibió ovaciones estridentes en Atkinson cuando prometió construir un muro enorme entre Estados Unidos y México. La multitud abucheó cuando aseveró que Clinton apoya "fronteras abiertas".
"Sus planes significarían que generaciones verían terrorismo, extremismo y radicalismo propagándose en sus escuelas y a través de sus comunidades", enfatizó Trump.
La exsecretaria de Estado realizó actos de campaña en centros urbanos de Detroit, Pittsburgh y Cleveland, mientras que el presidente Barack Obama lo hizo en representación de ella en Charlotte, Carolina del Norte, ciudades donde los votantes de las minorías son cruciales.
En Pittsburgh, una ciudad en la que una de cada tres personas no es de raza blanca no hispana, Clinton criticó a Trump diciendo que "es alguien que humilla a las mujeres, se burla de personas con discapacidad, insulta a los afroestadounidenses y latinos, y sataniza a inmigrantes y musulmanes".
A pesar de que encuestas nacionales muestran que la contienda presidencial está más reñida, el sendero de Trump hacia la victoria sigue siendo estrecho. Su oficina de campaña está buscando contrarrestar su caída entre los votantes suburbanos, particularmente entre las mujeres, mediante la atracción de nuevos votantes en lugares apartados.
Los divergentes senderos de los candidatos pusieron de relieve las amplias diferencias de raza, lugar y economía de sus políticas presidenciales.
Trump afirmó a su audiencia mayoritariamente de raza blanca en Atkinson: "Nosotros tenemos que reconstruir nuestro país".
"Ellos han enviado al exterior nuestros empleos y han enviado nuestra riqueza a otras naciones", recalcó el candidato republicano. "A todos los estadounidenses les digo: es momento de un nuevo liderazgo".
Los pesimistas puntos de vista de Trump respecto a la economía fueron discordantes con un nuevo reporte sobre empleo que muestra que la tasa de desempleo del país bajó a 4,9% en octubre, mientras que los salarios aumentaron. El reporte marcó 73 meses seguidos de crecimiento en el empleo.