Miami
Un día después del paso del ojo de huracán Irma por Florida, el paisaje en algunos lugares del estado era desastroso: viviendas inundadas, árboles y ramas caídas, semáforos inoperantes, rutas cerradas y botes hundidos.
Bajo este escenario, Florida intentó este lunes volver a la normalidad, luego del episodio de fuertes lluvias y vientos azotadores del domingo por el impacto de Irma. Los habitantes comenzaron a evaluar los daños en sus propiedades, que parecían menores a lo esperado, y se observaron más personas en las calles, pese a que muchos comercios seguían cerrados.
En varias ciudades, como Miami, los equipos de limpieza trabajaron en despejar las calles de escombros, postes, carteles y señales de tránsito caídas, que quedaron al descubierto luego de que el agua retrocedió.
La tormenta Irma, que dejó una estela mortal en Cuba y el Caribe, se debilitó ayer, pero seguía azotando el sureste de Estados Unidos, donde golpeó con gran fuerzo los Cayos.
Los muertos tras el pasaje de Irma, degradado a tormenta tropical luego de arrasar como potente huracán varias islas del Caribe, sumaban al menos 40, luego de los 10 fallecidos en Cuba el fin de semana, y de otros 27 reportados en varias islas caribeñas, a los que se agregó una víctima fatal en Haití.
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Otras dos personas murieron por accidentes de tránsito provocados por Irma en Florida, precisaron las autoridades, tras informar inicialmente tres.
"El panorama es espectacular, pero no catastrófico", relató Roberto Cuneo, un residente en Miami Beach que decidió quedarse en su casa y dio cuenta de calles inundadas con hasta 30 centímetros de agua y palmeras tumbadas por el viento.
En el extremo sur de Florida el panorama era muy distinto. El acceso a los Cayos estaba cerrado. Tras sobrevolar el área, el gobernador Rick Scott dijo luego que la zona había quedado "devastada" y los parques de casas rodantes destruidos.
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"Hay devastación. Solo espero que todos hayan sobrevivido, lo que vimos fue horrible (...) Hay mucho daño", contó Scott.
Cerca de 6,5 millones de personas seguían sin electricidad en Florida, apuntó.
Avance con menos fuerza
Irma avanzó este lunes sobre Florida en dirección norte-noroeste, con un giro hacia el noroeste esperado para este martes. Los vientos habían disminuido ayer a 85 km/h y se pronosticaba un debilitamiento continuo de la tormenta hasta degradarse a depresión tropical.
Según los meteorólogos, el ojo de Irma seguirá moviéndose sobre el suroeste de Georgia en la noche del lunes, y se moverá hacia Alabama el martes.
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Unos 6,3 millones de personas en el sureste de Estados Unidos fueron ordenados a evacuar por este huracán, que provocó uno de los mayores éxodos de la historia del país.
Como estaba pronosticado, Irma impactó el domingo por la mañana como huracán categoría 4, en una escala de 5, en los Cayos al sur de la península, y por la tarde volvió a tocar tierra en Marco Island (oeste), pero con categoría 2.
Mientras los residentes empezaban a revisar sus casas, las autoridades advirtieron sobre líneas eléctricas derribadas, aguas negras sin procesar y fauna desplazada, como serpientes y caimanes.
En Bonita Springs, en la costa suroeste de Florida duramente impactada por Irma, grandes áreas estaban inundadas y la ciudad seguía sin electricidad. Algunos trataban de llegar a sus hogares caminando con el agua por la cintura, mientras que otros remaban en canoas.
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Fondo para ayuda
El presidente Donald Trump, que prometió viajar a Florida "muy pronto", aprobó la declaración de catástrofe natural que permite desbloquear fondos federales de ayuda a los damnificados.
Sin embargo, el costo estimado de los daños fue revisado en neta baja este lunes, de unos $100.000 millones a entre $20.000 y $40.000 millones, luego de que el huracán cambiara de trayectoria sin impactar directamente en la costa este de Florida.
Cuba, fuertemente azotada durante 72 horas por el viento, y las lluvias de Irma, el huracán más mortífero desde Dennis en el 2005, comenzó el arduo trabajo de rehabilitar su dañada infraestructura de servicios.
El impacto en el turismo no ha sido evaluado, pero la destrucción que dejó a su paso podría debilitar a una economía que depende en gran medida de los casi $3.000 millones anuales que aporta este sector.