Washington. AP y AFP. El papa Francisco abordó directamente los problemas del momento, al iniciar oficialmente su visita a Estados Unidos el miércoles, con un enérgico llamado a combatir el cambio climático , un problema que –dijo– “ya no se puede relegar a una futura generación”.
Y continuó con un llamado a los obispos a que “no teman darles la bienvenida” a los inmigrantes y a “no permanecer en silencio” ante las víctimas del “terrorismo, guerras, violencia y narcotráfico”.
El jefe de la Iglesia católica también demandó a los prelados que trabajen para que los casos de abuso sexual de niños que sacudieron la Iglesia católica no se repitan nuevamente.
“Sé cuánto les ha hecho sufrir la herida de los últimos años, y he seguido de cerca su generoso esfuerzo por curar a las víctimas, consciente de que, cuando curamos, también somos curados, y por seguir trabajando para que esos crímenes no se repitan nunca más”, dijo durante una sesión de oración con los obispos en la catedral de San Mateo, en Washington.
Por su parte, el presidente Barack Obama expresó: “El Pontífice es una fuerza moral que nos saca bruscamente de nuestra complacencia al recordarnos nuestros deberes para con los pobres y el planeta”.
Con toda la pompa al alcance de la Casa Blanca, Obama recibió al papa Francisco en la Casa Blanca ante una multitud de 15.000 personas y una nación embelesada por el Papa, hombre humilde que rejuvenece el catolicismo estadounidense, a la vez que le provoca urticaria a la derecha.
Una realidad presente. Con voz suave y en un inglés algo vacilante, Francisco pronunció un mensaje enérgico contra los que dudan del cambio climático, al señalar que el calentamiento del planeta “exige reconocer seria y responsablemente” las condiciones que aguardan a los niños de hoy.
Era un mensaje para encantar a la Casa Blanca y a los moderados en general. Pero el Papa también dirigió un mensaje a los conservadores, al reclamar la protección de las libertades religiosas, “una de las posesiones más preciadas de Estados Unidos”.
“A todos se les exige estar atentos para conservar y defender esa libertad de todo lo que pueda amenazar o comprometerla”, manifestó.
Es un mensaje que sin duda alentará a muchos conservadores y obispos que objetan el plan de salud del gobierno y la reciente legalización por la Corte Suprema del matrimonio entre personas del mismo sexo.
Con banderas al viento, soldados en uniformes históricos y marchas militares, Francisco salió de su modesto Fiat al [[BEGIN:INLINEREF LNCVID20150923_0010]]jardín de la Casa Blanca[[END:INLINEREF]] en una fresca mañana otoñal que parecía tan optimista como su propia personalidad. Sobre una alfombra roja, el Pontífice y el presidente escucharon los himnos de la Santa Sede y Estados Unidos.
Justo antes del arribo del papa, Obama tuiteó: “Bienvenido a la Casa Blanca @Pontifex! Sus mensajes de amor, esperanza y paz nos inspiran a todos”.
Tras bromear que su patio trasero no suele estar tan atestado de gente, Obama dijo al Papa que la emoción que rodeaba su visita refleja las cualidades singulares de Francisco, “su humildad, su amor por la simplicidad, la mansedumbre de sus palabras y la generosidad de su espíritu”.
Después de los discursos en el jardín, Obama y Francisco ingresaron al despacho oval para un encuentro a solas, en el que esperaban encontrar terreno común para las causas que les son más caras a los dos.
Desde el momento que el hombre de sotana blanca y amplia sonrisa aterrizó en Washington , se quitó el solideo para que no se lo llevara el viento y subió a un modesto Fiat gris, su visita fascinó a una ciudad habituada al ir y venir de las grandes personalidades del mundo.
Posteriormente, en un discurso en italiano a los obispos en la catedral de San Mateo, Francisco demostró en una sola frase su capacidad para trascender la polaridad ideológica de la política estadounidense.
“La inocente víctima de aborto, niños que mueren de hambre o por bombardeos, inmigrantes que se ahogan en búsqueda de un mejor mañana, los ancianos o los enfermos que son considerados una carga, las víctimas de terrorismo, guerras, violencia y narcotráfico, el ambiente devastado por la relación predatoria del hombre con la naturaleza: lo que está en juego es el don de Dios, del que somos administradores, pero no amos”.
Washington es la primera escala de una visita a tres ciudades —las otras son Nueva York y Filadelfia— que durará seis días.
Este jueves, hablará ante una sesión conjunta de las dos cámaras del Congreso.
Sobre los inmigrantes, el Papa argentino se dirigió a los prelados “no solo como obispo de Roma, sino también como pastor en el sur” para decirles que “tal vez su diversidad sea un desafío. Pero sepan que también poseen recursos que deben ser compartidos. Así que no teman darles la bienvenida”.
Pero un tramo del discurso papal sí provocó un comentario adverso.
Francisco elogió a los obispos por su “compromiso generoso para sanar a las víctimas” de abusos sexuales cometidos por el clero, y por actuar “sin miedo a la autocrítica”.
La respuesta de una organización de víctimas de abusos fue casi inmediata.
Los obispos, casi sin excepción, “han demostrado cobardía e indiferencia y siguen haciéndolo ahora”, sostuvo Barbara Dorris, presidenta de la Red de Sobrevivientes de los Abusados por Sacerdotes (SNAP por sus siglas en inglés).