Al presidente Barack Obama se le están acabando los motivos para oponerse al propuesto oleoducto Keystone XL, al que se oponen los ambientalistas por considerarlo un factor que aceleraría el cambio climático.
Ambos bandos han difundido mensajes televisivos instando a Obama a aceptar o rechazar el oleoducto, por el que llegarían arenas bituminosas del oeste de Canadá hasta una conexión en Nebraska. Desde ají se conectaría con oleoductos ya existentes para transportar más de 800.000 barriles diarios de crudo a refinerías en las costas texanas en el Golfo de México.
Cinco años después de que los partidarios del oleoducto pidieron la aprobación al gobierno, el proyecto sigue en el limbo, atascado en un complejo proceso regulatorio, que ha permitido a Obama postergar lo que sería inevitablemente una decisión políticamente explosiva.
La difusión el viernes de un largamente esperado informe del gobierno, remueve un motivo de objeción e intensifica la presión sobre el presidente para que tome una decisión.
El informe del Departamento de Estado no plantea objeciones ambientales al proyecto, lo que significa una victoria para sus partidarios.
Ellos argumentan que creará empleos y afianzará la seguridad energética estadounidense; los ambientalistas, en cambio, se oponen e insisten en que el oleoducto iría en contra de la promesa de Obama de luchar contra el cambio climático.
Sostienen que el informe, que suministra una evaluación detallada de las emisiones de arenas bituminosas, ofrece a Obama motivos más que suficientes para oponerse al proyecto.
El presidente no ha decidido todavía, pero la Casa Blanca desestimó la idea de que el oleoducto se encamina a una rápida aprobación. Solo después de que varias agencias del gobierno y el público tengan oportunidad de evaluar el informe y otros datos se tomará una decisión, dijo el vocero de la Casa Blanca Matt Lehrich.
“El presidente ha afirmado claramente que el proyecto será de interés nacional solamente si no exacerba significativamente el problema de la contaminación de carbón”, dijo Lehrich, haciéndose eco de una declaración que formuló Obama en un discurso sobre sus planes para el cambio climático.
No se espera una decisión hasta el tercer trimestre, si acaso, lo que significa que podría producirse poco antes de las elecciones de medio término en noviembre, en que las cuestiones energéticas posiblemente incidirían en algunos distritos.
La decisión podría coincidir con el anuncio por parte del gobierno de nuevas reglas de emisiones para las plantas de energía, un tema también políticamente contencioso.
Como Keystone se ha convertido en un símbolo de la batalla más amplia en la contraposición energía contra el medio ambiente, la decisión de Obama tendrá un impacto desproporcionado sobre su legado ambientalista.