Charleston, EE. UU. AFP, AP y EFE. La sospecha de que el racismo haya sido el motivo por el cual un joven blanco mató el jueves a nueve negros en una iglesia en Charleston, Carolina del Sur, se erigía como una fuerte hipótesis, mientras las autoridades investigaban la tragedia.
El sospechoso, Dylann Rooof, de 21 años, fue detenido durante un control de carreteras en el vecino estado de Carolina del Norte, dijo el jefe de la Policía de Charleston, Gregory Mullen, para quien la matanza es “un crimen de odio”.
Según las autoridades, el tiroteo tuvo lugar a la 1 GMT del jueves (7 p. m. del miércoles en Costa Rica). El sospechoso ingresó a la sesión de estudio de la Biblia y permaneció sentado cerca de una hora antes de empezar a disparar contra las víctimas –tres hombres y seis mujeres–, informó Mullen.
El objetivo del ataque fue la Iglesia Africana Metodista Episcopal (AME) Emanuel , una de las congregaciones negras más antiguas del país.
Entre los fallecidos estaba el pastor y senador estatal demócrata Clementa Pinckney.
Sombra del racismo. La posibilidad de que el racismo fuese el móvil del tiroteo planea, por un lado, por el lugar elegido: una iglesia muy vinculada con la historia de la esclavitud en Estados Unidos.
Además, según Dalton Tyler, un amigo de Roof, este es partidario de la segregación racial y había dicho que “quería empezar una guerra civil”, declaró Tyler a la ABC News.
En una de las fotos que la Policía distribuyó para pedir la ayuda de la ciudadanía, mientras el joven estuvo prófugo, se le ve vestido con una chaqueta que tiene, aparentemente, una bandera del apartheid (sistema político de segregación racial en Sudáfrica) y otra de Rodesia (hoy Zimbabue), antigua colonia británica que estuvo gobernada por una minoría blanca hasta 1980.
Uno de los tres supervivientes del ataque relató que Roof les dijo: “Tengo que hacerlo (...). Han violado a nuestras hijas y están tomando nuestro país”.
El Departamento de Justicia abrió una investigación para determinar si, efectivamente, la masacre tuvo motivos raciales.
Esta tragedia constituye un nuevo golpe para la comunidad negra del país, que en los últimos meses ha sido blanco de crímenes aparentemente racistas, en particular por casos de hombres negros desarmados fallecidos a manos de policías blancos.
“El hecho de que esto (el crimen) tenga lugar en una iglesia negra genera evidentemente interrogantes sobre una página sombría de nuestra historia”, declaró el jueves el presidente Barack Obama.
El mandatario agregó: “Sí sabemos, una vez más, que personas inocentes fueron asesinadas en parte porque alguien que quería hacer daño no tuvo problemas en conseguir un arma ”.
De acuerdo con varios medios de comunicación, Roof recibió de su padre un arma como regalo en su último cumpleaños.
“Seamos claros. En algún momento, como país tendremos que considerar el hecho de que este tipo de violencia masiva no sucede en otras naciones avanzadas. No sucede en otros lugares con esta frecuencia” , reflexionó Obama.
El tiroteo revivió dolorosos recuerdos de otros ataques.
Las iglesias de los afroestadounidenses fueron víctimas de atentados con bombas en la década de 1960, cuando fungían como centros de organización para el movimiento de los derechos civiles, y varias de ellas fueron incendiadas en todo el sur en la década de 1990.
Esta congregación en particular, formada en 1816, tenía sus propias pesadillas: uno de sus fundadores, Denmark Vesey, fue ahorcado por intentar organizar una rebelión de esclavos en 1822, y los terratenientes, en venganza, quemaron la iglesia, dejando a los feligreses sin un lugar para orar hasta la Guerra Civil.
Este tiroteo “debe ser una advertencia para todos nosotros de que tenemos un problema en nuestra sociedad”, manifestó el representante demócrata estatal, Wendell Gilliard.
“Existe un problema racial en nuestro país. Existe un problema de armas en nuestro país. Debemos atender eso de inmediato”.