Nueva York
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, se distanció este martes de los grupos neonazis que lo apoyan, pero defendió a un polémico asesor designado, visto por los estadounidenses como un representante de esa misma ultraderecha.
"Lo desautorizo y lo condeno", dijo Trump este martes a periodistas del diario The New York Times, en referencia al movimiento autodenominado 'alt-right', que reúne a la nueva ultraderecha y es el centro de una nueva polémica.
Ese movimiento celebró el fin de semana una reunión en Washington, y un video muestra a sus integrantes celebrando el resultado de las elecciones presidenciales gritando "¡Heil, Trump!", con el típico saludo nazista con el brazo derecho extendido.
Como había ocurrido durante la campaña electoral, cuando obtuvo el apoyo del líder del grupo racista Ku Klux Klan, Trump se encontraba bajo una fuerte presión para que se manifieste.
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Sin embargo, Trump defendió el nombramiento del polémico editor Steve Bannon como su asesor para asuntos estratégicos, considerado precisamente como el vocero más famoso del movimiento 'alt-right'.
"Si yo pensara que él es un racista o un 'alt-right' (como se denomina a la extrema derecha estadounidense), o el término que queramos utilizar, yo no habría pensado en contratarlo", comentó.
Otra promesa de campaña que podrá ser dejada de lado es la de abrir una investigación contra su ex adversaria Hillary Clinton, por el uso de un servidor privado de correos cuando era secretaria de Estado.
Este martes, Trump dijo que iniciar una investigación contra Hillary podría ser "algo muy divisivo" para los estadounidenses. "Realmente no quiero lastimar a los Clinton", afirmó.
En otro momento de su encuentro con NYT, Trump también aseguró que mantenía una "mente abierta" con relación a los acuerdos de París sobre calentamiento global.
Durante la campaña electoral, Trump había prometido que en caso de ser electo presidente denunciaría los acuerdos de París, e incluso llegó a afirmar que el cambio climático era un rumor que había hecho circular China para dañar la competitividad de Estados Unidos.
"Estoy analizando esa cuestión muy detalladamente. Tengo la mente abierta sobre el tema", dijo el mandatario electo.
El gesto de Trump de recibir en sus oficinas a un equipo del NYT también representó otro giro fundamental con relación a la campaña, donde mantuvo una guerra abierta con el periódico.
Es la primera entrevista que el magnate concedió a un medio de comunicación, en tanto desde que fue electo el 8 de noviembre no ha ofrecido ninguna rueda de prensa.
En la víspera, Trump había mantenido una reunión privada con representantes de seis de las mayores redes de televisión, con las que también mantuvo tensas relaciones.
Pero si el presidente electo ahora busca reconstruir los puentes con la prensa, no parece tener ninguna intención de dejar de utilizar una herramienta que se tornó su marca registrada: la red social Twitter.
En la noche del lunes, sin embargo, innovó una vez más al distribuir un video en la red Youtube donde delineó la marcha de los esfuerzos para formar el nuevo gobierno y adelantó algunas de las primeras medidas que se propone aplicar desde la Casa Blanca.
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Sin Acuerdo Transpacífico
Entre esas medidas, dijo, ya desde el "primer día" de Gobierno dará los pasos necesarios para retirar al país del Acuerdo Transpacífico (TPP, en inglés) para concentrarse en acuerdos bilaterales.
Para Trump ese acuerdo comercial es "un potencial desastre" para Estados Unidos, y por ellos pretende negociar acuerdos bilaterales "justos".
Trump dijo que había solicitado al equipo responsable por la transición de poder que "desarrolle una lista de acciones ejecutivas que podré tomar el primer día (de gobierno) para restablecer las leyes y recuperar nuestros trabajos. Ya era hora".
Con una política exterior que sigue siendo un misterio, Trump también ha multiplicado las metidas de pata en materia diplomática, la última de las cuales consistió en sugerir el nombramiento del líder del partido eurófobo Ukip, Nigel Farage, como embajador británico en Estados Unidos.
Los conflictos de interés con sus actividades inmobiliarias también han sido criticados tras reunirse con tres empresarios indios con los que trabaja su organización y un llamado al presidente argentino Mauricio Macri durante la cual le habría pedido un permiso para construir una Torre Trump en Buenos Aires, lo que Macri ha desmentido.