Washington
El presidente estadounidense Donald Trump enfrentaba este martes una revuelta de los sectores más conservadores del Partido Republicano, insatisfechos con el alcance del proyecto de reforma del sistema Obamacare, que consideran demasiado "tibio".
Miembros de las bancadas republicanas en el Senado y la Cámara de Representantes realizaron un breve acto frente al Congreso para condenar el proyecto de ley que fue lanzado en la noche del lunes por líderes del partido, con apoyo de la Casa Blanca, para reformar el sistema de salud creado por Barack Obama.
"Esto es un Obamacare light, y no será aprobado. Los conservadores no van a apoyar eso", dijo este martes el senador ultraconservador y exaspirante presidencial Rand Paul.
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Trump, por su parte, mantuvo en toda la jornada encuentros con legisladores republicanos, incluyendo al jefe de la bancada en el Senado, y delante de los micrófonos de la prensa dijo sentirse "orgulloso de apoyar el proyecto de la reforma".
El secretario de Salud, Tom Price, dijo que la presentación del proyecto es apenas "el inicio del proceso" y que habría intensas negociaciones por delante.
Se espera que los legisladores demócratas voten en contra del proyecto de reforma, y por ello los republicanos deberán garantizar una sólida unidad interna para hacer avanzar la propuesta.
La tarea, sin embargo, podría ser enormemente compleja y exigirá a la mayoría republicana una renovada capacidad de negociación para hacer avanzar el proyecto, por la forma en que funciona el sistema público de salud.
En Estados Unidos, la cobertura de salud es fundamentalmente un mercado privado, ya que el país es uno de los pocos que carece de un sistema universal y gratuito de atención médica. Alrededor de la mitad de los estadounidenses posee una cobertura privada a través de su empleador, de acuerdo con la Fundación Kaiser Family.
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Apenas un tercio de la población, aproximadamente, tiene acceso a un sistema público, reservado a los ciudadanos más pobres (el programa Medicaid) y a las personas de más de 65 años (Medicare).
El resto de la población queda sin cobertura médica y debe buscar un plan privado individual o mantenerse fuera del mercado. Estos últimos deben pagar precios exorbitantes cuando precisan atención médica y, según estudios de mayo del año pasado, sumaban nada menos que 29 millones de personas.
En 2010, el entonces presidente Barack Obama, apoyado por el Partido Demócrata, negoció e hizo aprobar una importante reforma del sistema de seguros de salud para reducir el número de personas sin cobertura médica, entonces estimado en 16% de la población.
La ley (que rápidamente pasó a ser llamada irónicamente por sus críticos "Obamacare") modificó los límites máximos de ingresos para permitir a más personas beneficiarse del sistema Medicaid y estableció ayudas financieras tales como reducción de impuestos para personas que adoptaran un plan privado.
Para facilitar el proceso, el gobierno creó un mercado único de ofertas en el que los interesados podían adquirir esos planes privados a un precio reducido.
En contrapartida, la ley impuso multas a personas sin cobertura de un plan de salud.
Puntos de la discordia. Entre otras novedades, Obamacare determinó que los jóvenes podían estar incluidos en los programas de salud de sus padres hasta los 26 años. Asimismo, las aseguradoras de salud no pueden rechazar una cobertura a causa de enfermedades preexistentes.
Estos dos detalles son tan importantes que fueron mantenidos en el proyecto de ley ahora presentado por los republicanos.
Con la reforma de Obama, la tasa de personas sin seguro médico cayó a menos de 9% en 2016, de acuerdo con datos oficiales.
Pero el proyecto generó pesados costos para el Estado y además los propios seguros elevaron los precios de sus mensualidades, ya que este sistema se tornó para las empresas aseguradoras menos lucrativo de lo previsto.
Los republicanos, para quienes cualquier idea de un sistema universal de salud huele a "socialismo", pasaron a criticar el Obamacare por el costo para el Estado y el aumento de los seguros.
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Esta idea, sin embargo, tiene por delante un desafío monumental: cómo llevar adelante esa reforma sin que las personas pierdan su cobertura médica.
En el último mes, electores protagonizaron aireados intercambios públicos con legisladores republicanos precisamente por el temor de que una reforma del sistema los deje sin cobertura médica.
Por ahora, el proyecto de ley mantiene la idea de créditos en la forma de descuentos en los impuestos, pero los valores son mucho menos generosos que antes, especialmente para las personas de salarios más bajos.