Upala, Alajuela. Gran cantidad de huecos de diversos tamaños y formas abundan en la carretera que comunica al cantón de Upala con la comunidad de Río Chiquito, en Bagaces, Guanacaste.
El trayecto, de 37 kilómetros de longitud, muestra un gran deterioro.
El mal estado de la vía es fuente de quejas generalizadas por parte de transportistas, empresarios turísticos y vecinos.
El abandono es tal que la maleza ha comenzado a brotar en algunas de las grietas, como se observa en las cercanías de la escuela de Buena Vista.
En el 2004, el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) adjudicó la reconstrucción de la vía –que también conecta con la Interamericana Norte– a la constructora Pedregal. No obstante, hace un año esa empresa suspendió los trabajos.
Desesperados por la situación imperante, la semana pasada un grupo de vecinos, con el respaldo económico de los empresarios Juan Carlos Murillo y Jorge Solano, consiguieron 100 metros cúbicos de lastre y procedieron a tapar algunos de los huecos.
Perjuicio. De acuerdo con Miguel Paniagua, propietario de un restaurante en la población de Bijagua, viajar entre Upala –provincia de Alajuela– y Río Chiquito es un martirio y una proeza.
“Un martirio porque la cintura se resiente cada vez que caemos en un hueco. Una proeza porque hay que hacer maniobras riesgosas para no chocar”, explicó Paniagua.
Alexis Núñez, agricultor de la comunidad de Río Naranjo, Bagaces, se quejó por los gastos en que deben incurrir quienes transitan por allí, debido a los daños que sufren los vehículos.
El empresario turístico Steven Miller afirmó que “el desastre ahuyentó de la zona al turismo nacional e internacional.
“La vía invita a no volver hasta tanto no esté reparada”, comentó María Mercedes Soto, vecina de Alajuela.