Paso Canoas
El grupo de migrantes africanos varados en la frontera entre Costa Rica y Panamá alcanzó en poco más de 24 horas las 500 personas, informaron este sábado a Acan-Efe fuentes oficiales.
Los primeros que quedaron estancados en este lugar, cuando Costa Rica intentó fallidamente expulsarlos a Panamá, sumaban 220, según las autoridades costarricenses, pero hoy superan las 500 personas, dijo el comisionado Nils Ching, de la policía de Costa Rica.
Wilson Cámara, un congoleño que busca llegar a Estados Unidos, estimó en declaraciones a Acan-Efe que pueden haber 480 migrantes en el limbo entre Costa Rica y Panamá.
El grupo con más tiempo en el lugar, que tras alcanzar la frontera con Nicaragua fue devuelto hacia Panamá, ha pasado más de 30 horas a la intemperie, después de que este último país les negara el ingreso.
Los emigrantes que aspiran llegar a Estados Unidos, la mayoría procedente de la República de Congo, durmieron en la calle rodeados por una cinta amarilla que los encierra, y también por la valla de policías costarricenses que impiden cualquier movimiento.
Del lado panameño, policías antimotines y del servicio de fronteras también levantaron un muro que mantiene encerrado al grupo.
Muchos de los migrantes han optado por guarecerse en los toldos de comercios informales de la frontera.
Carlos Herrera, jefe nacional de Socorro de la Cruz Roja Costarricense, dijo a Acan-Efe que desde ayer la institución ha atendido a 24 personas, la mayoría por problemas musculares y de presión.
"La caminata que hicieron días atrás y el viaje que tuvieron de vuelta (desde la frontera con Nicaragua) los ha tenido con esa tensión de no saber lo que les espera (...) Las negociaciones no avanzan, eso ha tenido preocupada a la gente y de alguna manera tiene que reflejarse en su organismo", sostuvo Herrera.
La Cruz Roja contabiliza en el grupo a 23 niños y 19 mujeres embarazadas en estado saludable.
El organismo está ofreciendo un kit de alimentación básica para un día, y en días posteriores buscará darles "lo mínimo para que se puedan mantener" en el lugar, dijo Herrera.
Iglesias y vecinos de la zona también se han acercado al sitio para dar a los migrantes agua y comida.
Ching, de la policía costarricense, aseguró a periodistas que el Gobierno brindará asistencia al centenar de migrantes junto con la Cruz Roja costarricense para que no se vea comprometido el estado de salud de las personas.
Reconoció que los migrantes han tenido acceso a baños del lugar, repleto de comercios, pero que más "previsiones deben tomarse en el transcurso de las horas". "La comunidad ha prestado la debida colaboración para que no se vea comprometida la salud", admitió.
Una portavoz de la Defensoría del Pueblo panameña, Mónica Chavarría, presente en el lugar, dijo a periodistas que el tema preocupa a esta entidad.
La situación de los africanos y asiáticos ha complicado la relación fronteriza entre Costa Rica y Panamá, ya que unos 2.000 cubanos también aguardan del lado panameño continuar su viaje por tierra hacia el norte.
El viernes, el director de Migración de Panamá, Javier Carrillo, calificó de "arbitraria" la decisión de Costa Rica de expulsar a Panamá a los migrantes.
"Estas personas no tienen ningún tipo de documento de viaje, ni ningún sello de entrada a Panamá para que fueran devueltos al país", dijo.
El Gobierno de Costa Rica sostuvo por su parte que no permitirá el ingreso de migrantes en condición irregular y que en la medida de sus posibilidades desplegará las acciones necesarias para rechazar en las fronteras a quienes intenten entrar al país en esa condición.
Reiteró en un comunicado que "no cuenta con las condiciones económicas ni logísticas para volver a instalar una red de albergues ni organizar un plan de atención y evacuación" de migrantes, como el desplegado entre noviembre y marzo pasados con 8.000 cubanos que se quedaron en el país varados tras el cierre de la frontera nicaragüense.
A los más de 2.000 cubanos que aguardan cerca de la frontera de Paso Canoas para pasar a Costa Rica, se suman unos 1.500 que están en la localidad panameña de Puerto Obaldía, en el Caribe, cerca de Colombia, país por el que pasa el flujo de isleños después de viajar vía aérea a Suramérica desde Cuba.
Como los africanos y asiáticos, los cubanos buscan llegar a Estados Unidos a través de Centroamérica y México, solo que los isleños lo hacen atraídos por los beneficios de residencia que les ofrece el país norteamericano.
La crisis migratoria en esta región inició en noviembre pasado cuando Nicaragua decidió cerrar su frontera al flujo de migrantes cubanos por razones de seguridad. Entonces, Costa Rica recibió a casi 8.000, tras lo que decidió cerrar también su límite sur, y Panamá quedó como último destino antes de alcanzar el tapón.