Casi todos los días, muchos extranjeros llegan a las oficinas de Migración, en La Uruca, San José, a devolver las cédulas que esa entidad les entregó para acreditar su permanencia legal en el país.
A los documentos rápidamente se les borran la foto y los datos de la persona por lo que los bancos y oficinas públicas los rechazan.
Se trata de tarjetas de plástico, similares a las cédulas de identidad de los costarricenses, que empezaron a entregarse a los extranjeros en febrero de este año en sustitución de las antiguas libretas hechas a mano.
Estos documentos se emiten con un equipo de cómputo que Migración compró –en setiembre del 2004– en $2,6 millones a un consorcio tico y que puso en operación en febrero de este año.
La idea era dar una tarjeta de identificación segura para contrarrestar los constantes fraudes y el ingreso ilegal de extranjeros.
A los foráneos con residencia legal se les dijo que el nuevo documento tenía una vida útil de al menos cinco años.
Pero las tarjetas son un fiasco porque los documentos presentan daños a las pocas semanas.
Incluso, en algunas tarjetas la banda magnética que registra dos huellas dactilares del propietario ha sido atacada por hongos que dañan el registro de datos.
Entre el 20 de febrero y el viernes pasado, 190 extranjeros habían devuelto sus documentos.
En total, Migración ha entregado la tarjeta a 32.500 extranjeros, por lo que se presume que más personas devolverán el documento.
Los daños no solo se presentan en las tarjetas entregadas.
En lo que va del año, Migración desechó entre 1.300 y 1.400 tarjetas cuya elaboración falló y nunca llegaron a manos de los interesados.
La compra. El Sistema Integrado de Emisión de Tarjetas se compró mediante licitación pública adjudicada al consorcio tico GTK-TML, el 26 de noviembre del 2003.
Gerardo Lang, representante del consorcio, admitió que el contrato se les otorgó cuando apenas abrían las oficinas en San José.
El consorcio firmó el contrato con el entonces ministro de Seguridad Pública, Rogelio Ramos.
En abril de este año, GTK-TML se dividió pues la empresa GTK alegó que Migración negociaba “a sus espaldas” la compra de otras 30.000 tarjetas con la otra firma socia del grupo, TML.
Se trató de consultar a personeros de esta empresa, pero su representante, Alvise Barnabó, indicó que por compromisos pendientes se referiría hoy, lunes, al caso.
Una burla. “La compra de estos documentos fue una burla para Migración y para miles de extranjeros que creían en la seguridad del documento”, comentó Mario Zamora, director general de Migración.
Según el jerarca, las pérdidas son mayores si se toma en cuenta que cada tarjeta devuelta hay que reponerla para no dejar desprotegido al extranjero. Zamora señaló que una comisión cuantifica el daño para entablar los reclamos.
Lluvia de quejas. El 3 de abril, un extranjero residente en Puntarenas se presentó a Migración para pedir el reemplazo del documento que había recibido dos semanas antes porque ya la foto estaba borrada. Esta fue la primera queja. Esa misma semana llegaron otros casos.
El jueves pasado acudieron siete extranjeros con documentos inservibles. En uno de ellos la foto estaba totalmente borrada. Se trataba de un extranjero a quien le rechazaron una gestión bancaria por el mal estado de su cédula.
El viernes, ocho foráneos se presentaron a Migración. En el rostro de dos de ellos se reflejaba la angustia pues tenían programada una salida del país y temían ser rechazados en el aeropuerto por los defectos de su tarjeta.
“De seguro que con esta cédula me van a devolver o me detienen”, expresó un canadiense.
Los problemas con la mala calidad de las tarjetas no es el único que sufren los extranjeros. A esto hay que añadir que al sustituir las viejas libretas por las nuevas también se cambiaron los números de identificación de los foráneos.
Esta situación también ha generado dificultades para cumplir con sus trámites bancarios o de seguros.