Un apagón ocurrido el sábado a las 8:40 p. m. en San Rafael de Alajuela fue aprovechado por 22 internos del módulo C (etapa mediana abierta) del centro penitenciario La Reforma para intentar una fuga.
Las autoridades de Adaptación Social presumen que los reos conocían del imprevisto, pues aprovecharon la confusión para cortar con una sierra los barrotes de las celdas.
Un reo, identificado como Luis Ángel Saborío Largaespada, logró salir de su encierro.
Sin embargo, unos 10 minutos después del apagón se puso a funcionar la planta eléctrica del penal, lo que permitió a los oficiales de vigilancia detectar la fuga y hacer varios disparos de advertencia.
En ese momento detuvieron a Saborío sin que lograra salir de las instalaciones de La Reforma, confirmó Guillermo Arroyo, viceministro de Justicia.
La situación obligó a que ayer se redoblara la vigilancia en el centro penitenciario, cuando por primera vez se permitió a los internos emitir el voto para elegir presidente de la República, diputados y regidores, pues se temía alguna situación anormal.
La presunción de que fue algo planeado tomó fuerza para las autoridades tras saber que el apagón se produjo cuando un desconocido lanzó un objeto (cadena) a un transformador ubicado en las afueras de la cárcel.
Precisamente, La Reforma ha sido objeto en las últimas semanas de situaciones delicadas, debido a que dos reclusos, en hechos independientes, mantuvieron retenidos durante varias horas a funcionarios de ese centro penal.
El primer hecho ocurrió el 15 de enero, cuando Javier Guerrero Ramírez returo durante cuatro horas a la orientadora Sileny Pacheco Bermúdez, al amenazarla con un objeto cortante.
El lunes anterior Yader Sotela Matamoros tomó como rehén durante cinco horas y media al vigilante Santos López Masís en una de las celdas del sector de máxima seguridad.
En ambos casos los internos demandaban diversos beneficios.
Reincidente
En cuanto al supuesto cabecilla de la frustrada fuga el sábado en la noche, se señala a Saborío Largaespada.
Este interno se encontraba recluido en La Reforma desde noviembre del año anterior, cuando las autoridades judiciales descubrieron que Saborío, junto con otros tres internos, tenía planeado fugarse de la Unidad de Admisión de San Carlos.
En aquella ocasión los reos lograron introducir dos pistolas al penal. Una de esas armas entró incrustada en un hueco (que luego sellaron) hecho en una tuca de madera dirigida a Saborío para que realizara trabajos en el taller de ebanistería.
Una de las pistolas calibre 25 fue escondida en un carro de juguete con el cual podrían trasladarse dentro del penal sin despertar sospechas.
La idea para escapar era tomar como rehenes a dos agentes de la Sección de Cárceles del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), quienes llegarían a la Unidad de Admisión de San Carlos para trasladar a Saborío porque tenía que presentarse a declarar en la sede de la fiscalía de Ciudad Quesada.
Saborío tiene pendiente una condena de 21 años por los delitos de violación, tenencia de armas prohibidas y robo de ganado, informaron fuentes judiciales.
Luis Bernardo Arguedas, director general de Adaptación Social, explicó que siempre que ocurren apagones se pone a funcionar un dispositivo de seguridad, que incluye encender una planta que funciona con gasolina e implementar mayor vigilancia en los alrededores para evitar cualquier fuga.