La monja denunciada por el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) por presunto abuso sexual y violación de dos niñas de 3 y 6 años, en el albergue privado Casa Maín de Heredia, fue separada de su cargo en la congregación Hijas de María Auxiliadora.
Así lo confirmó a La Nación el encargado de prensa de la diócesis y párroco de San Joaquín de Flores, Sixto Varela, quien identificó a la religiosa como sor Adela, de nacionalidad nicaragüense.
Una vez que fue expulsada de Casa Maín, la monja se trasladó a la casa provincial de las Hijas de María Auxiliadora, ubicada en Curridabat, pero no podrá vestir el hábito ni participar en actos religiosos de la congregación.
“Paralelo al proceso judicial, se hará un proceso canónico de investigación. Después se determinará si puede continuar como religiosa o si se le ayuda a regresar a la vida laical”, aseguró el sacerdote.
Agregó que la madre superiora provincial de la orden, sor Elia Flores, nombrará en los próximos días al tribunal canónico que determinará si sor Adela seguirá perteneciendo a esa congregación.
“Ellas no quieren dar la impresión de que la están ocultando, sino todo lo contrario, que salga a relucir la verdad”, manifestó Varela.
El Ministerio Público indicó que el proceso está en la etapa preparatoria de la investigación, clave para determinar las posibles responsabilidades de la sospechosa.
“Aún no se han imputado cargos a persona alguna y por lo tanto, no hay solicitud de medidas cautelares. La Fiscalía tiene que hacer su propia investigación”, dijo Tatiana Vargas, jefa de prensa del Ministerio Público.
El albergue privado Casa Maín, donde laboraba sor Adela inició sus operaciones en Costa Rica en 1998.
Para este año el PANI le había aprobado, mediante convenio, un presupuesto de ¢26 millones, cuyo giro mensual fue totalmente suspendido, informó la coordinadora del Departamento de Acreditación del PANI, Jalila Meza.
Atención. Las 13 menores que vivían en Casa Maín fueron reubicadas en cuatro albergues privados, de los 57 que supervisa el PANI.
“Ahora sigue la atención profesional hacia las niñas. Es necesario desarrollar la empatía de las menores con el nuevo hogar, tomando en cuenta el impacto que representa la separación”, precisó la coordinadora.
Meza garantizó que las niñas recibirán atención profesional y enfatizó en la necesidad de que el adulto siempre sea una figura protectora y garante de los derechos de la niñez.
“De ahí la importancia de la selección del personal que hace cada uno de los hogares. Es un caso que sirve para que todo adulto tome nota y trabajemos en la prevención”, añadió la funcionaria.
Para la atención de las niñas, los nuevos albergues privados recibirán a final del mes fondos del Patronato. En Casa Maín, el PANI pagaba, por cada una, un monto mensual aproximado de ¢163.000.
El Varela indicó que Casa Maín y la Iglesia católica aún están a la espera de un documento oficial emitido por el Patronato en el que se explique, por escrito, la situación.