Paso Canoas (Corredores). Usted lo puede encontrar siempre en la intersección frente al área comercial de esta población; sin embargo, Marenco no es un comerciante más.
Con 39 años de residir en esta área fronteriza, a pesar de ser oriundo de Quepos, Juan Ramón Monge Marenco es un activo y querido dirigente comunal.
“Aquí vendo Tropicales Marenco... ¡Ay, carajo!”, dijo en cuanto le preguntamos su oficio.
Agregó: “Pues en realidad vendo de lo que haya: frescos de frutas, horchata, resbaladera, copos y helados”.
“¡Ah! y agua de manantial, es que la embotello en una quebrada que pasa detrás de mi casa”, manifestó sonriendo.
Marenco es todo un personaje, no solo por estar siempre en el campo de las ventas –que son el alma de Paso Canoas–, sino por su espíritu de servicio.
De hecho, mientras vende sus productos ayuda a los taxistas a coordinar los “fletes” por radio, si alguno de ellos debe ausentarse un momento.
“Colaboré para que se instalaran los primeros chinameros ticos y que así pudieran ganarse su platita; también participo en la Fiestas de la Confraternidad Tico-Panameña y ayudé a crear la clínica de La Cuesta. Eso me ha dado la mayor satisfacción”, añadió Marenco en tono formal.
A sus 62 años, ya nada parece impresionarlo y menos su población.
“Este pueblo es una rutina; lo mismo es domingo, lunes, feriado... todo siempre resulta igual”, manifestó.
Su queja es por la falta de servicios para el turista. “Con el poco inglés que uno maneja se orienta al gringo. ¿Go Goltito?, ¿go Pavones?, ¿qué le parece?