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Las comidas que reciben a diario los policías son gratis: las paga el Ministerio de Seguridad, pero no todos están contentos.
El menú es muy limitado. Hay arroz, frijoles, fideos, salchichón, mortadela y de vez en cuando alguna carne. “A veces nos dan una cosa que llamamos ‘fideos tipo morgue’; son blancos y fríos...”, dijo un oficial en la sede central de Seguridad, en la capital.
Otros aseguraron que en ocasiones deben comer “lo mismo” , tres o más días seguidos sin derecho a protestar “ni hacer caritas”.
“A veces nos dan arroz con pollo muchos días seguidos y uno termina empachado”, dijo otro policía quien pidió no ser identificado.
Algunos dijeron que “la comida ha mejorado porque antes era peor”, pero recordaron que “a veces nos dan solo arroz con un pedazo de salchichón o una salchicha”.
“La ración es muy pequeña, yo siempre quedo con hambre y no nos dan más”, se quejó el oficial.
La Nación consultó a la nutricionista Karla Barrenechea, de la Clínica de Nutrición Von Saalfeld, sobre los efectos de la dieta que reciben los policías.
“Definitivamente es una alimentación muy alta en carbohidratos y refinados, que no son integrales y no tienen fibra alguna. Los frijoles es lo único que aporta un poco de fibra. El salchichón y mortadela son altos en grasa saturada y esta es responsable del aumento en colesterol y la arterioesclerosis”.
Agregó la alta ingestión de calorías, como las que consumen los policías, produce sobrepeso.
